La poesía es un arma que se dispara sola como el amor de un loco

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sábado, 28 de febrero de 2009

Dar gracias






Dar gracias,
encimar la mirada,
callar en el vuelo de un pájaro,
sostener el silencio entre dos manos,
tocar una guitarra,
validar los olvidos,
tomar un café con hielo,
escuchar una canción,
viajar hacia atrás para coger impulso,
esperar en un muelle,
tomar un tren y si hace falta volver o tomar otro,
descansar de mi, también de ti,
leerme tantas veces como sea necesario,
tocarte unos cabellos y mirarte a los ojos,
arremangar el día,
vestir la noche,
sostenerme inquieto,
pensar en ti o en ella o en aquella otra,
comprar tabaco,
beber un gintonic,
desarraigarme,
esperarte en un bar,
acariciarte,
ver llover solo,
gritar en compañia,
sostener el azar,
adecentar lo indescifrable,
aferrarse a lo involuntario,
creer en los crepúsculos,
llorar en un barco,
desatender el ego,
balbucear en las madrugadas,
templar la ira,
dormir contigo,
besar,
hacer el amor como los gatos,
servir a una buena idea,
no reblar ante el fracaso,
desahuciar los fantasmas,
levantarte siempre desde el suelo,
mandar un sms diciendo que te quiero,
irme lejos,
no esperarte más,
abrazar a los amigos,
hablar de entonces,
de lo que fue y de lo que pudo haber sido,
silbar despacio y en tu oído...
respirar, vivir, sentir, escribir...




F



viernes, 27 de febrero de 2009

Poesía para perdidos...mañana día 28... 22 horas





En la Campana de los perdidos...dos poetas... dos amigas...

Almudena Vidorreta y Brenda Ascoz



actuación músical a cargo de Cuidado con el perro



programación de la Asociación Aragonesa de Escritores



patrocinio del dpto. Cultura de la D.G.A




jueves, 26 de febrero de 2009

Y me pronuncio...






Y me pronuncio y soy gotitas de saliva caliente que humedecen tu espalda desnuda, estremecida a cada golpe secreto de mi lengua.
No hay quiebro mejor que el sendero de tu cuerpo recorrido por mis manos, mis dedos, las yemas calientes y sensitivas que atruenan en tu piel y dirimen un juego de tiempos en tu anatomía.
Te poseo en cada gemido y te haces agua, fuente, lluvia, pétalos enrojecidos de un mar que camina por la sangre y en tu boca es frutal de cerezas, sabor de fresas salvajes, condena de tus labios cuando me nombras levemente como si todo mi nombre cayera como una brasa sobre ti y te quemarás en el aroma de mi sudor y en el salado gusto que mi placer te deja.
Y ahora dormida en mi pecho, descansada en la batalla, siento la ternura del vigilante y te puedo dar entre mi respiración el hilo invisible de lo que nos une.


Los relatos a la biblioteca de Babel




Querid@s amig@s a partir de ahora todo los relatos y afines van a salir en la biblioteca de babel saldrán mientras haya los jueves y domingos...


miércoles, 25 de febrero de 2009

Ardo en las horas







Ardo en las horas

como si nunca fuera a pasar nada que tuviera sentido.

Es cierto que hay unos días de lluvia,

que en los arrabales se erigen templos

y que a veces la noche es un arrebato,

un réquiem de silencios.

Cada una de las partes que forman tu cuerpo es un lamento

y llueves sobre mi como en el otoño noviembre se pronuncia.

Semejante al amanecer,

todo lo difuso cabalga en mi ventana,

la llama se enciende y tú, caliente,

me das con tus besos

una parte de la palabra

robada a lo nocturno.

Suena el frío condensado en la mirada,

cada lágrima desciende por turnos,

los semáforos dan intermitentemente ámbar

y los autobuses hablan de dioses que caminan.

He asimilado bien las lecciones,

puedo demandar mi apostasía en cómodos plazos,

aunque ahora sólo me queda el sabor del café sin azúcar

y el más amargo y duro,

saberte desnuda entregada a la lluvia.




F


Olla a presión







La cocina se veía preciosa, colgaba un jamón de Casa Conejos y el frutero estaba lleno de naranjas y plátanos. Mientras troceaba los champiñones reflexionó sobre la habitabilidad de esos 70 metros, unas veces monasterio y otras guarida.
Por qué lloras, le preguntó él, porque no encuentro el pitorro de la olla ,dijo ella..






Autora : Isabel Izquierdo


F


Desde...



Desde el crepúsculo se oye una voz,

todavía al amanecer nos nombra.



F


martes, 24 de febrero de 2009

lunes, 23 de febrero de 2009

Dos Eclipsados más...mañana en Antigona

El martes a las 20 horas en la Librería Antígona (c/ Pedro Cerbuna, Zaragoza) presentaremos los dos nuevos libros de la editorial: Écorché de Brenda Ascoz y Báratro de Mario Hinojosa. Nos acompañarán con su presencia y saber Almudena Vidorreta y Miguel Mena.










Un poema de Brenda Ascoz,



La mujer del sombrero, oblicua sobre la tierra,
mastica las hojas de un libro.
Busca un adjetivo
que cubra con otra piel
su desnudez de asfaltos y gris.
La mujer del sombrero levanta una piedra
y allí,
la vida:
suaves al tacto,
brotan de la tierra y se retuercen los gusanos,
se doblan sobre sus propios cuerpos cegados por la luz
pálida
de un amanecer estancado en abril.
Habla la mujer del sombrero
y sus palabras caen,
se hunden,
se anestesian:
lacer, ernura, mblor.
Las letras se retuercen en el fango.
Suaves al tacto, se doblan sus cuerpos,
y calla la mujer del sombrero.
Y lentamente
se pudre.










Un poema de Mario Hinojosa,


El ombligo de la soledad
Un clamor recorre mi avenida lejana,
el niño se asoma a las blasfemias y a los holocaustos
como a un juego de luces y sombras.
Mi bolsillo moribundo surge de un galope secreto,
ayer es el infierno donde confluye la metafísica,
tu mano
fieramente atroz, es un penal hediondo
donde rugen los pijamas de algodón
y las montañas se envenenan de vergüenza.
Y llamo perdido,
tengo una araña de hombre inexistente
en el bolsillo de la cópula fracasada,
un hermano merendando trozos de fantasma
en el doloroso puño de la destrucción,
y me encierro mordiendo huesos,
creyendo en la ingenua resurrección de la lascivia
como en una criatura desalmada.


Hay tantas palabras...





¡Hay tantas palabras que te esperan
en la simiente de la lluvia!...
Mientras yo miro el horizonte
y me estremezco
al sentirte respirar entre los muelles.



F



domingo, 22 de febrero de 2009

Libación



Debe de ser mayo por la luz, porque está llena de insectos y de pájaros, luz líquida que cae de lo alto como un torrente. Quizá estemos en un prado, rodeados de setos donde brillan los espinos, los rosales silvestres, los fresnos. O quizá estemos en el alto puerto donde danzan los grillos como pequeños demonios. Debe de ser mayo porque la luz huele a miel y vibra como la cuerda de un salterio.Sobre la yerba lozana un cuerpo desnudo. Joven descuidado, tendido, dormido al sol. Es bello como las montañas, saludable como los brotes que crecen entre sus miembros extendidos. Su vientre huele a trigo verde: es un trigal espeso del que sobresale su falo erecto como un recio lirio morado. Imagen del vigor, de la paz verde y definitiva. Adán en el Paraíso, que duerme en la luz como si fuera el único hombre sobre la Tierra, en el Edén todavía sin puertas. Proyectado contra el cielo, abierto de brazos y piernas, siente el crecimiento de la yerba entre sus dedos. Siente cómo su falo se endurece al sol como el brote nudoso de la higuera.
El vuelo de una mariposa sobre la yerba: diminuta cometa exploradora. Papilio macaon que planea sobre las flores, como en vilo en la luz; que planea sobre la yerba, sobre el brote de carne viva que se alza en el prado hasta posarse en el glande, yema rotunda donde se agolpa la sangre. Ahora bate las alas como un resorte: una, dos veces, como dudando, hasta desplegar con deleite su delicada trompa, muelle de reloj, lengua que penetra poco a poco en la uretra como una larga sonda, golosa, exploradora, buscando el fondo, la raíz oscura donde espera el néctar. Con inquietud de insecto persevera en su afán resbalando sobre el glande que brilla como un pétalo.
Y al fin una gota, una lágrima de látex brota en la uretra, mana y resbala de la abertura donde la sonda del insecto sorbe con renovada avidez.
Debe de ser mayo porque el prado huele a flores, huele a miel, huele a leche; huele a boj y a hombre joven y el olor y la luz lo llenan todo.



Autor : Carlos Bozalongo

F



Despacio






Despacio,
en los jirones de mi alma
queda todavía un renglón para escribir tu nombre.









F


sábado, 21 de febrero de 2009

viernes, 20 de febrero de 2009

Abre la puerta






Abre la puerta, mano en el pomo, cuello que gira, cama vacía al fondo de la habitación. Ropa tendida en el suelo. El cesto sin nada, como su estómago. Las tres y sin haber comido aún. La ducha, al fondo, escurre un ruído que se le clava y le aminora. Frío en los pies es lo mismo que tener la cabeza perdida. Se sienta en el borde del colchón. Ahora, vuelve aquí, deja la ducha e intenta atravesarme para siempre, juro que podrás retorcerme hasta dejarme sin aliento. Pero a nadie le apuñalan después de haberlo matado. Se pone en pie y va a gritarle, tenso, imponente, pero hablar demasiado, decir demasiado, acaba siendo igual que guardar silencio. Un preservativo caducado en el cajón primero de la mesilla izquierda. La esquina derecha del colchón. Su mano y el ruido del agua que lo anega todo. La última derrota, su forma de decir era verdad que ganabas siempre. Tuya es la victoria y mía la retirada, tuyo el poder y la gloria, dejémoslo así. Y el semen, caliente todavía, se escurre más allá, por detrás de sus pasos. El condón arrugado se enfría en el suelo. Ésta, cuando todo ocurra, su carta de adiós definitiva.


Autor: Alberto Acerete



F



jueves, 19 de febrero de 2009

Puedes cantar en mi y ser la hiriente sombra







Puedes cantar en mi y ser la hiriente sombra, la sirena, donde la noche se resiente como en un largo tañido del bronce de campanas. Ser de nuevo el viento, su paso, yo la bandera aferrada a tus besos en el abrazo partido en dos de tu regazo, y ahora dormido, saciado en tu piel de todos los lamentos, me dejo arrastrar por la nostalgia, la marina, la nuestra, la que acosa el tiempo, la del gota a gota de urdimbres en el agua, cuando veo en ti el océano y su horizonte sigue siendo el temblor de tu boca y los continentes, lejanos, se pierden en cada uno de los cristales que saludan al amanecer.





F




NUEVO BLOG






Queridos amigos he creado un nuevo blog para a partir de ahora colocar vuestros relatos, sólo relatos y microrelatos...espero os guste la idea, el titulo de La biblioteca de Babel está sacado de un libro de Borges...espero vuestros relatos en el que me gustaría me dierais una ficha vuestra en la que pongais lo que querais que sepamos de vosotr@s...besos y abrazos.



miércoles, 18 de febrero de 2009

Seré del miedo el verano







Seré del miedo el verano, la lengua caliente que serpentea el alma.
Es verdad que ya no seré feliz, ni tan siquiera el sueño de la noche, queda el albor de tus ojos mirándome fijamente mientras hago que duermo para sentir tu mirada arrastrándome lejos y consentir en ser tu paisaje nocturno, esa isla con un faro habitada por pájaros, llena de silencio.






F










Carta desde mi celda





Querido:

Tu aviso para que no me entregase a la policía llegó tarde.

Me detuvieron un par de semanas antes, claro que a ti te ha dado tiempo de gastarte el botín.

Hoy he recibido el brillante. Como te quiero.

Va a venirme de fábula para cambiarlo por tabaco.


Siempre tuya.


Autor: Anónima



F



martes, 17 de febrero de 2009

El viejo violín





No sabes que ligero equipaje es viajar contigo. Vivo somnoliento con un día de retraso y me aflige ser la parte deliciosa de una tostada de mantequilla que en tu boca es a veces un poco de silencio y mucho de vértigo.

Me envuelvo en los caracteres rojos del crepúsculo, es cierto que no soy el mismo pero eso no duele tanto como saberme cercano a desaparecer como una lágrima que se derrumba por la mejilla del deseo.

Hay un cierto rumor en los árboles y suena el largo tambor en su precipicio de tiempo, las hélices de tu corazón bombean sin fatiga y yo sigo siendo un viejo reloj dando la hora, retrasado eso sí, para que nada ni nadie conozca mis motivos, salvo la noche, para que mi silencio habite las palabras y yo siga tentado, de vez en cuando, por la melodía de un viejo violín.




F


lunes, 16 de febrero de 2009

Hay días como hoy que me habita un húngaro










Hay días como hoy que me habita un húngaro, es difícil escribirte entonces, porque entre cuatro consonantes pongo otra con un acento circunflejo como si fuera un enigma egipcio, por eso en la noche me coloco al lado de tu cuerpo mientras duermes y en silencio te respiro como si fuera el vaho de tu boca, la parsimonia de tu sueño, el yodo oceánico y necesario que me conmina a seguir en tu cama, girando alrededor de tu piel como un hurón se asienta en la maleza, y en mi calmada búsqueda recorro los recovecos de tu alma sabiéndome unido a ti en este círculo rojo de vigilia y oscuridad solitaria.




LA FOTOGRAFÍA







Miro la fotografía como si fuese el último eslabón que me une a la vida, como si no me quedara nada más que eso: su imagen perfecta, su belleza inmarcesible, su sonrisa eterna.

No me conformo con pensar que al menos durante un tiempo hemos compartido algo de nosotros mismos, que su vida y la mía han oscilado sobre un mismo eje, que hemos compartido un proyecto común –un proyecto minúsculo si se quiere, quizá hasta insignificante, pero tan real y tan vivo como mi deseo lacerado y brutal–. Cuando por fin decidió que se iba, que me dejaba aquí solo y abandonado, cuando se convenció de que ya no podía ofrecerle nada más, supe que con ella se iban también todos mis sueños esquivos de adolescente, mis ansias de pasión y gloria, mi futuro ya para siempre extraviado. Otra vez –una vez más, diría yo– me quedaba a solas con mi cámara, con el más fiel de los compañeros, el único ser que nunca me ha fallado y que jamás lo hará.

Ahora tendré que acostumbrarme de nuevo a los silencios de este viejo estudio, a mi minúscula vida de fotógrafo de barrio, reconocerme en el tipo vacío y ajado que era antes de que ella entrara por la puerta. Mucho me temo que hasta dentro de algunos meses ya no necesite hacerse más fotos de carné.




Autor: Carlos Manzano



F




domingo, 15 de febrero de 2009

La riada





Un río se desborda y la gente se acerca a los puentes sintiendo un silencio sin cauces, hay una humedad que nos conmina a descender unos peldaños y mirarnos dentro, ese lugar donde los pájaros acallan su vuelo y un escalofrío tiene el valor de otras manos o simplemente nos reconocemos solos, sin los aditivos con que nos mostramos a los demás.
He sentido el río, la riada, su mirada produce raras sensaciones de debilidad, pequeñas muestras de lo que realmente somos, mucho menos que todo lo que nos recreamos en este juego de patinas y bronces en los que pasamos los días.
Oigo las campanas y pienso en esta mañana fría de domingo, sueño con el tiempo, me hace pensar en las cosas que trae y se lleva el viento y con una visión de una casa en un pueblo en esas horas en que el fuego está encendido, el humo sale por la chimenea y hace volutas grises y se diluye en el aire como si fuera la vida arrastrada por un aroma de olivos o de carrascas ardiendo que nos dejó la infancia.
He escuchado las campanas, las viejas campanas que nunca sé que anuncian, he mirado el río y he sentido un nuevo estremecimiento recordando la noche de ayer, el viento oscuro, casi negro, cuando cruzando solo la plaza de las catedrales me dejé llevar por esa sensación de soledad que hace que seamos a veces una pequeña campana tañendo sonidos que nadie escucha o que posiblemente solo el río, un río sin cauces ni medidas, con su desaforado silencio, te entienda muy bien cuando nadie sabe de ti y tú puedes sentirte el ser más triste e ínfimo de la tierra.



F



sábado, 14 de febrero de 2009

Tras las helices de la luz






Tras las hélices de la luz vino el viento.
Este sorbo de ti es una parte más de nuestro juego.
Cuantas veces pierdo el renglón donde escribí tu nombre
y como ahora, desnudo en los matices de una barra de bar,
hay unos labios rojos que me piden algo más que cien palabras,
otra porción de mi con en este batir de alas
que trae la ginebra azul cuando me encuentra.

F


OJOS





Se dejó las lentillas, una noche en mi casa…
Yo, desde entonces, guardo sus ojos entre los diminutos secretos de mi mesilla.
Y es así como puede mirarme sin que nadie le vea, detenido, palpitando en cada detalle de mi cuerpo blanco y dejando que su pupila incolora resbale bajo la seda negra que se refleja en el espejo del tocador.
Y es su vista, ojo que toca.
Y es su tacto, mano que ve.
Después, con el tic tac de fondo cuarteando el silencio, con el murmullo de la cafetera que rompe los sonidos del amanecer, él observa como descorro lentamente las cortinas, como el rayo amarillo baila al ritmo del tintineo de esas anillas de madera que sujetan el visillo, como el sol posa sus dedos templados sobre mi hombro desnudo, astro rotundo que me obliga a esconder dos trocitos de cristal en el primer cajón de ese pequeño mueble…únicamente mío.

Autor: Carmen Aliaga


F


viernes, 13 de febrero de 2009

Ceremonia del té





Amargo como la vida,
suave como la muerte,
dulce como el amor.

Ceremonia del téÁngel Petisme



He traducido el sendero de la niebla,
sabara de luces en la madrugada,
y mi desierto apenas espera el rico sabor de tu boca.
Quizás no sea nada esta amarga sensación del desayuno
ahora que las sombras abandonaron el rincón más oscuro de mi alma
y hay un renacido esfuerzo por ser fuerte en la batalla.
El tiempo no perdona a los cobardes
pero tampoco deja de llevarse a los héroes,
le da igual, él sabe deshacernos en el polvo de las ausencias.
Suave y desleal,
nos deja sin más que una placa de mármol
y unas flores marchitas.
Para hacer de este té un sorbo dulce
sólo puedo bebérmelo en tus labios,
para que el mundo se pare en ese instante
en que tú y yo nos devoramos,
sin más necesidad que el respirar del otro.



Este poema lo leí ayer en un sencillo homenaje que le hicimos unos amigos a Ángel Petisme en este jueves poesía en el páramo.



Este poema ya lo publiqué el 23/3/2008


jueves, 12 de febrero de 2009

De nuevo los tambores...





F


miércoles, 11 de febrero de 2009

Faro VI









Si te digo que te amo
y uso un círculo de luz
que hiere la oscura humedad de la noche,
sentirás cada doce segundos
la sensación de mi olvido,
el silencio guareciéndolo todo,
esa ausencia que sin querer
trae su pequeño trozo de muerte.



Publicado en El cronista de la red




El 12 en la universidad y recital en el páramo





El próximo 12 de febrero a las 19:30 horas en la Sala de Juntas de la Facultad de Filosofía y Letras (Universidad de Zaragoza) tendrá lugar el encuentor correspondiente al mes de febrero del ciclo "Este jueves, poesía". En esta ocasión los invitados serán Fernando Beltrán y Ángel Petisme.


La segunda parte del acto se desarrollará en la Sala de Exposiciones del Albergue (c/ Predicadores, 70) con la colaboración de Artix y Fernando Sarría, a las 22:30 horas con lecturas de los poemas de estos dos autores por parte de estudiantes de la Universidad de Zaragoza, poetas aragoneses y todo aquel que desee paricipar. La entrada es libre.


Estos encuentros están dirigidos por Ignacio Escuín Borao y patrocinados por el Vicerrectorado de Proyección Social y Cultural de la Universidad de Zaragoza.


Ángel Petisme (Calatayud, 1961) es escritor y cantante. Licenciado en Filología Italiana por la Universidad Complutense de Madrid.Ha sido incluido en diversas antologías de poesía española, entre las que destaca Postnovísimos donde Luis Antonio de Villena le señala como el máximo exponente de la corriente denominada “sensibilidad del rock” como una voz irracional, diferente, visionaria y comprometida con su tiempo. Como articulista ha colaborado con diferentes medios de prensa y radio.Ha publicado: Cosmética y terror (1984), El Océano de las Escrituras (1989), Habitación Salvaje (1990), Amor y cartografía (1993), Constelaciones al abrir la nevera (1996), El desierto avanza (1997), Buenos días, colesterol (2000), Cuatro días de alquiler (2003), El cielo de Bagdad (2004), Insomnio de Ramalah (2005) y Teoría del color (Antología 1977-2006).De su discografía sobresalen títulos como La habitación salvaje, Turistas en el Paraíso, El Singapur, Cierzo, Buñuel del desierto, Mi zoo privado, Metaphora y acaba de editarse Éxitos secretos, un cd, libro y dvd.



Fernando Beltrán Nacido en Oviedo en 1956, se trasladó a Madrid en 1964, donde actualmente reside. Es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense. En 1982, obtuvo con "Aquelarre en Madrid" el accésit del Premio Adonáis, en el mismo año que Luis García Montero ganó dicho premio con “El jardín extranjero”. “Aquelarre en Madrid” ha sido reeditado dos veces con posterioridad. La poética del autor quedó definida a través de dos manifiestos. En 1987 publicó el manifiesto “Perdimos la palabra” en el diario “El País”, y posteriormente también fue el autor de “Hacia una poesía entrometida”, aparecido en la revista Leer en 1989. Este segundo manifiesto es de gran importancia para entender al autor como “poeta entrometido”, como así se define él mismo. Con anterioridad el poeta había sido uno de los fundadores del sensismo, 1980, un movimiento que supuso un rechazo generacional a las estéticas culturalistas de los años setenta. A lo largo de los años ha publicado más de diez poemarios. Su obra ha sido traducida parcialmente a quince idiomas y de forma completa al francés en un libro titulado “L’Homme de la Rue” por la editorial L’Harmattan. Ha sido fundador del Aula de las Metáforas, una biblioteca poética a la que el autor donó mil quinientos ejemplares, y que se encuentra ubicada en la Casa de Cultura de Grado (Asturias). En la actualidad es director de la revista poética “El hombre de la calle”. Además de poeta, es profesor del Instituto Europeo de Diseño, de la Escuela Superior de Arquitectura y es fundador del estudio creativo El Nombre de las Cosas. Ha publicado, entre otros, los siguientes poemarios: “Aquelarre en Madrid” (Rialp, 1983, accesit Premio Adonáis, segunda edición), “Amor ciego” (Huerga y Fierro, 1995), “Bar adentro” (El Barco Ebrio, 1997, segunda edición 1998, tercera edición 1999, cuarta edición 2000, todas en Diarios de Helena), “La semana fantástica” (Hiperión, 1996), “La amada invencible. 80 poemas incurables” (KRK, 2006. Antología de poesía amorosa), ”El corazón no muere” (Hiperión, 2006. ”Mujeres encontradas”, Sins Entido, 2008).




La tortuga





Me encontraba sentado ante una mesa, en medio de una habitación fuertemente iluminada cuyo suelo y paredes se hallaban cubiertos con baldosas blancas. Manos extrañas me iban pasando ante la vista diferentes platos de comida que yo rechazaba sucesivamente. Intentaba ver el rostro de aquel o aquellos que se me acercaban, pero nunca lo conseguía. Creo recordar que una pereza invencible me poseía como encadenándome a la inercia, impidiéndome incluso levantar la vista de la mesa. Finalmente, un aroma a empanada lograba vencerme. Comía entonces ese algo envuelto y rebozado, que me resultaba muy sabroso.
A partir de ese momento, lo que comenzaban a entregarme, pausadamente, eran dibujos extraños. Una gran cantidad de láminas iba pasando por mis manos: yo contemplaba una ilustración hasta que otra me era entregada, y conforme las recibía y las estudiaba, las iba apilando ordenadamente sobre la mesa. Algunos de estos dibujos eran series que ilustraban raras formas de objetos, desconocidos para mí y de función y utilidad incomprensibles, los cuales eran representados desde diferentes puntos de vista. Y esto me alarmaba, porque esa pluralidad de perspectivas para un mismo modelo, por muy inabordable para mi entendimiento que el mismo resultase, demostraba una cercanía y un realismo que contrastaban con la deformidad de los objetos y figuras plasmados. Aunque la mayoría de las veces las láminas representaban simples artefactos aparentemente inanimados, a veces se llegaban a reconocer seres vivos, pero siempre de especies inverosímiles e irreconocibles. Me decía a mí mismo: "si alguien, dibujando, se ha tomado la molestia de reflejar todas estas cosas desde diversos puntos de vista es que tales cosas existen". Esto me provocaba un susto inicial que se transformaba en un enfurecimiento ante la idea de que tales cosas existieran. Más en concreto, me producía una misteriosa rabia la evidencia de que semejantes rarezas y extravagancias fueran reales y de que nunca, en los años de mi vida, se me hubiera informado de su existencia: ni en la escuela, ni en el cine, televisión, libros, conversaciones, en la vida cotidiana…
Por último, ponían en mis manos una cartulina que me sobresaltaba, provocando en mí un desasosiego de naturaleza impenetrable: consistía en la imagen de una tortuga con un inmenso caparazón. Cada gruesa placa de ese caparazón lucía manchas negras que resaltaban sobre un fondo blanco mezclado con reflejos caprichosos de luz, hábilmente reproducidos por el artista. Era una lámina de gran formato, y presentaba un dibujo minucioso en su detallismo, donde cada particularidad de aquel ser quedaba fielmente consignada. De toda la extensión de aquella cobertura córnea del animal, destacaba muy claramente en el centro una extensa placa en cuya mancha negra podía identificarse, perfilado con nitidez, el mapa de Europa. En la siguiente plancha que era colocada ante mis ojos, se veía al animal de frente. Pude observar así con detalle su cara, en nada semejante a lo que podía yo haber conocido en otros ejemplares y especies de tortugas. Puedo decir que aquel era en verdad un rostro, el de un ser dotado de conciencia: un semblante con expresión torva, claramente humana, donde destacaban unos ojos rojizos de una malignidad aterradora.



Autor: Ángel Sobreviela




F

martes, 10 de febrero de 2009

Libro de Ana Muñoz





Sólo para la noche (Lola Editorial) de Ana Muñoz

Será el miércoles, 11 de febrero
a las 20 horas
en la librería Antígona (C/ Pedro Cerbuna, Zaragoza)

Con Manuel M. Forega (editor), Ángel Gracia y Octavio Gómez Milián

y la actuación de Louisiana


El libro (por Manuel M. Forega)

Con Sólo para la noche, el nuevo libro de poemas de Ana Muñoz, nº 30 de la colección "Libros de Berna" de Lola Editorial, la autora da uno de sus primeros pasos maduros en el camino hacia su establecimiento singular dentro de la poesía aragonesa última y otro más hacia su consideración como una de las jovencísimas voces poéticas más seductoras y talentosas del panorama nacional.Sólo para la noche se ejercita a través de una sinceridad tan poco común que despereza cualquier ánimo, sobrecoge cualquier inadvertencia y delimita con contundencia las dimensiones del dolor, de la desnudez del ánima y de la indiferencia, asuntos en absoluto proclives a ser cultivados por las corrientes del bienestar y la complacencia asépticas de tantas escrituras recientes. Un libro que desmiente todo prejuicio sobre la revelación de la intimidad


La autora

Ana Muñoz (Cuenca, 1987) vive en Zeta. Estudia Filología Hispánica.

Ha obtenido diversos premios en certámenes de prosa y poesía y ha colaborado en revistas como Turia o Eclipse (Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza). Fue antologada en Más detectives salvajes (selección de nueva poesía aragonesa preparada por Manuel Vilas para Criaturas Saturnianas -Asociación Aragonesa de Escritores-) y Parque de Atracciones (Libros del imperdible-1001 ediciones, 2008).

Participó en el VII Festival Internacional de Poesía “Moncayo” y en la publicación del volumen conmemorativo (Olifante Ediciones de Poesía, “Papeles de Trasmoz”, 2008).



Una crónica de la presentación y otra


lunes, 9 de febrero de 2009

No sé si sera Venecia...





No sé si será Venecia o esta lluvia de invierno,
cada ciudad que amo tiene un tono de mujer que me agobia
y aunque sea en un rincón oculto al trasiego de la gente,
allí me resisto a partir, revestido de incógnito,
vertiéndome en el cuenco y el aceite de un recuerdo,
sacando de dentro, lágrima a lágrima,
los pequeños tesoros de unos labios,
la verdadera búsqueda de una piel,
el sabor de lo recóndito dulce y salvaje,
el crujido del sable y su dolor de acero,
el lado más oscuro y calido del amor.




Foto de Carlos Manzano







Poema en La arquitectura de los huesos



Un poema mío en La arquitectura de los huesos...gracias Luisa..un beso.


Un intento de crónica





Partamos de la base que soy una persona limitada, y entre las cosas que no se hacer están las crónicas, pero voy a intentar contaros mi impresión sobre el recital de poesía que dio Rosendo Tello en la Campana de los Perdidos el sábado noche...Si algo se puede valorar sobre todas las cosas fue el calor humano que en el local hubo entre el poeta y los asistentes y eso fue tan importante que casi por ello ya mereció la pena estar allí.

Rosendo fue el sábado el sabio maestro en su mesa y con su bloc rojo desde el que con una letra diminuta iba desgranando los versos, las palabras de hondas estancias, el dolor, el calor, la amistad, el miedo...Toda la música escondida en ellos traspasó pronto el ámbito de su voz, a veces quebrada, para penetrar en nosotros y trasladarnos con él a sus poemas.

Rosendo fue el hombre culto, maduro, viejo en algunas cosas por la edad, frágil con sus fríos legendarios y su pelliza, pero lleno a la vez de un saber estar que desborda y silencia una sala, que transmite la sensación de integridad moral, tan olvidada en estos tiempos, la sensación de que aparte del poeta y maestro allí había sencillamente un hombre bueno, lleno de amigos, que despertaba en todos admiración y ternura cuando sus palabras llenaban la vieja bodega de la Campana de los Perdidos.



Poema de Rosendo Tello


Vengo desde una tierra de palomas
violentas y de espejos hechizados
por cielos minerales. Soplo un polvo
de abrasadas miradas de interiores
con puentes de caliza, tasco un hielo
de niebla y cal con labios descarnados.

Vengo desde mi tierra, manos toscas
forjan el alma y me agarrota un cuerpo
de huesos deslumbrantes, soy un árbol
en mar de magra de esculturas,
crezco en la adolescencia de la piedra
y el vacío con dientes del espanto.

Vengo desde mi tierra, al desvarío
de pájaros lunáticos en dólmenes
de fraguas saturnales que me empujan
a abrir la boca, entrecerrar los párpados,
crispar las manos, doblegar las piernas
en un bloque de sol de ojos vacíos.



F


Caducidad en los bolsillos


Llegó extasiada con el rumbo perdido en su propia casa, con los pies descalzos.
Desnuda con el alma hecha jirones y en el bolsillo de su mente sólo el martilleo constante de una prescrita caducidad.
¡Un año de vida!
Le colgaron en la espalda un código de barras aquella tarde sombría. Lucía el sol tras los cristales y a pesar de ello un velo de nubes grises entorpecía la luz que entraba por las ventanas.
¿Que haré? Se preguntó mientras besaba en la distancia a sus hijos ausentes del mal que la oprimía. ¿Por dónde empiezo? Preguntó al llegar su familia.
Mañana una nueva persona vivirá dentro de mí, se repetía. ¿La quimioterapia y sus efectos secundarios, o la vida tal y como hasta ahora disfrutaba?
Al fin y al cabo, la fecha de caducidad se cumpliría, si ella no hacía nada por evitarlo.
Miró tras los cristales perdiendo la vista tras el vuelo de una hoja que era mecida por el viento. Roto el silencio por las risas de los niños, sonrío volviéndose y dijo a todos los que estaban con ella en el salón. Apuesto por la vida, vivo y siento. La muerte me reta pero yo voy a procurar ganarle el pulso. Cogió el teléfono marcó un número que tenía en el bolso y dijo: ¿Está el Dr. Cercó? quiero pertenecer al protocolo de fármacos experimentales mi nombre es Isabel Castillo.



Autora : Darilea.




domingo, 8 de febrero de 2009

Faro V






Hay océanos que apresan los silencios,
encierran en su cuerpo la humedad del miedo.
He oído el silabeo de los pájaros,
su quejido lejano,
la ansiedad del vuelo.
Así, en esta luz
en que la noche me pronuncia,
me redimo del eco de tu ausencia,
soy el faro perpetuo,
tu llamada,
el último deseo,
la caliente tentación de una llama.







sábado, 7 de febrero de 2009

Sereno




Sereno, un hombre puede andar en la noche y sentirse solo, muy solo, tan solo como el ser más abandonado de la tierra y sin embargo llevar en su maleta como único tesoro un billete de ida y vuelta.


Los caballos blancos de Neruda








Los caballos blancos de Neruda pueden seguir viviendo en Berlín, blancos y sonrosados en su color de sangre palpitando, como si en Berlín siempre fuera invierno y un hombre maduro mirase a través de la ventana de un hotel y ese momento eterno del paseo de los caballos se constituyera aparte de en algo hermoso, en denso y material, acercándolo de lo diverso a lo próximo, pequeño y sutil, fugaz e imposible de volver a encontrar porque lo extraordinariamente bello a los ojos de un hombre puede terminar en ser sólo un recuerdo o una parte del olvido, la que nunca se olvida.




viernes, 6 de febrero de 2009

Poesía para perdidos





Mañana a las diez de noche salimos a escena a dar el CAMPANAZO
con Rosendo Tello y sus amigos.
La Campana de los perdidos 22 h....¡¡¡sí!!!


Mañana muchas cosas

RECITAL de POESÍA en ZARAGOZA a las 18 h.
ALBERTO GARCÍA TERESA llevará a cabo el recital de presentación de
Hay que comerse el mundo a dentelladas (Ed. Baile del Sol)

Contará con la participación de David Jasso

Pequeño Teatro de Libros
c/ Silvestre Pérez, 21

*****




A las 19.30 tardes de blog con mi amiga Lamima...(lo siento cariño no puedo ir) en el mismo sitio.




*****




Recital con acento de América a las 19 h





Al despertar







Al despertar los recuerdos se habían disipado casi por completo; pensaste que había sido un mal sueño, pensaste en ella, en desear la muerte no hay gran cosa. Todos lo hacen.
Pero desde la noche algo se había detenido. Lo sabías, pero no hiciste caso y saliste como todos los días.
Caminaste por la calle, dejando pasar a las personas hasta perderlas a tu espalda en un vertiginoso olvido. En la esquina un auto frenó a centímetros de tus piernas, balbuceaste algo hacia el suelo, molesto de que traten de parar tus pasos, cegar tu camino.
Al tocar la puerta, salió ella y se saludaron como siempre; obviando las molestias de la noche anterior se perdonaron por última vez, se besaron. Prometieron que no se volvería a repetir nada de lo sucedido. Juraron todo. Porque siempre son los demás los que mueren.
Ya se hacía de noche, y le dijiste que debías partir. Recogiste la bicicleta, que seguía esperando ahí desde ayer. Porque todo azar es premeditado.
La eterna calle recorría tus pasos seguidos en la mañana. Posiblemente ibas distraído en el olvido que te producían las luces al final de la calle, cuando la luz llegó repentinamente a tu cuerpo.
El impacto fue tan violento, tan decidor. Porque toda muerte es deseada.




Autor: Ulises Riquelme




F


jueves, 5 de febrero de 2009

Del juego de la vida





Rehúso ser el dado, el cubilete, el tapete, la carta marcada...si he de ser algo en este juego prefiero jugármelo en la mano, ser el tahúr o el pendenciero, hacer trampas o perder todo en una mala noche en que me vengan mal dadas.







F



Sigue el Vilas con la nueva narrativa






En la Biblioteca de Zaragoza Viernes 6 a las 19 horas



He visto




He visto un pájaro posado entre los cables de la luz.
Hay soledades más gratas que ver esa respiración pérdida en el cielo.



miércoles, 4 de febrero de 2009

Faro IV



Recito un compás de pérdidas,
una canción de luz enhebrada a la noche.
Si mis manos no fueran tan precisas
navegarían lejos,
tan lejos como las sombras se acabasen,
allí serían un descanso del fuego,
la buhardilla incendiada en el anhelo,
el ángaro donde depositar tus ojos,
un amanal donde renovar el fruto y su silencio.


Publicado en El cronista de la red


Vaivén y Murmullo





Ha vuelto los ojos al mar, que estaba esperando. Sobre el promontorio que se yergue orgulloso, hacia el horizonte, se asoma a la eternidad de sus vaivenes. Y esa oscilación cambiante de cristales transparentes le atrae, como un amante. Un susurro roza su piel y la eriza, mientras la espuma crestea las olas.
Ella, de espaldas al embrujo de su voz, resiste. Sin embargo, su nombre, apenas pronunciado, suena como nunca antes. Siente que sea otra. Tan dulce se expresa.
Lentamente, desde la roca, gira su rostro. Esperando... Es el mar. Ella permanece. Estática en un promontorio. Unida a él, sin saberlo, en fusión incandescente.
Y el mar, cansado de tanto viajar, buscando reposo en la orilla, descubre ese nuevo ser, que surge de la roca con la fuerza de los siglos. Los pies anclados al suelo, que supura junto al agua pedazos de cielo. Y, aún sin quererlo, acaricia la roca sobre la que ella gime. Y el tiempo pasado, largo y comprometido, ha preparado el camino para un encuentro perfecto: mar y tierra, vaivén y murmullo.
El mar, que es sabio, eterno, profundo, muestra todas sus caras. Ella prefiere el susurro. Pero atisba la tormenta, cuando el viento agita sus cimientos y, desde el fondo, surge la fuerza eterna que lo consume. Entonces, el agua se arbola. Se enrosca. Salta en cabriolas locas. Avanza pariendo las olas, que surcan espacios prohibidos. Porque el mar, imbatible, también requiere un espacio: sobre el promontorio, frente al horizonte. Y, aunque la fuerza que imprime a las olas sube escarpando el talud, ella está lejos, ausente. La roca, que aísla y protege, la mantiene limpia, al abrigo del mar, tan cálido... Sólo algunas gotas pequeñas, sublimes, surcan su rostro mientras funden con las lágrimas que derrama al ver que el sol se aleja. Astro luminoso que apaga su fuego en olas coléricas, deja sobre el mar reflejos eternos que hablan de retos, de amor, de silencio.
Y el mar, imbatible, sigue esperando. Superficie exangüe. La vida se escapa. Las olas ya no suspiran. Sólo permanecen. Descansando. Y la espuma, que en la tormenta forma corrientes furiosas, se funde ahora con el agua, amalgama constante que duerme.
El mar ya no tiene fuerza. ¡Perdió tanto! Ahora sólo queda el reflejo de lo que fue. Un suspiro. Un anhelo de lo que pudo ser. Porque el encuentro, aún imaginado, fue tan limpio... Caricia soñada: la ola se vierte en la arena con el sabor añejo de una costumbre. Y la playa acepta que llegue, consciente de que la estancia será breve. Aunque, en el fondo, desea que ese baile constante siga para siempre.


Autor : Isabel



martes, 3 de febrero de 2009

Gracias




Gracias a todas mis amigas... Irene, Lamia y Mille. Pompidou...un beso.


Faro III






Me he sentado al borde mismo de tu sueño,
como el vigía incansable que en silencio te desea.
He abierto la luz,
el manto azulado
es un desierto de memoria que te cubre,
una emoción que en mi ausencia se rebela.
Pero vuelvo con el relámpago de mis dedos,
la llama que te incendia
y en su caricia
se cerciora de que existes.


Publicado en El cronista de la red



De "El Alhaquín"


Antón Castro en su blog habla de "El Alhaquín"...gracias amigo.


Vengo desde el silencio







Vengo desde el silencio,
un desierto de invierno me precede
y hace sofismas de la lluvia
como si en su toga se escondieran
las cuatro verdades que conozco.
Soy tan simple
que veo en cada gota de rocío
un mundo apresado en su infinito sueño
y ese rumor de campanas
y restos de estrellas
que quedan en mis manos cuando te tocan.










F


lunes, 2 de febrero de 2009

Cerciorarme de toda la profundidad de tu deseo






Caigo todavía desde tus dedos al suelo,
habría querido sumergirme en tus manos y nadarte…


Ana Muñoz




Cerciorarme de toda la profundidad de tu deseo
y ahogarme en él
o ser de nuevo un anfibio
que pueda sobrevivir a tanta dicha.

Este vértigo de ansias y futuros inciertos
trae en sus miradas viajes lejanos
y lo prematuro del amanecer
se disuelve entre las gotas del invierno.

Calma y silencio, tu cuerpo es la espera,
cada respiración se somete al tiempo,
en tu pecho navego y dormito
rodeado de pájaros
y ese rumor del bosque que nunca te abandona.




F

domingo, 1 de febrero de 2009

OSWIECIM





Su mirada era de un profundo gris y parecía tan antigua como el mundo. Su piel, de un blanco espectral, y sus cabellos, tan rubios que parecían de plata, le conferían un aspecto de ángel de la muerte. De estar a los pies de mi cama y no dentro de ella junto a mí, hubiera pensado que era un mensajero del averno enviado para pedirme cuentas. En sus ojos todavía se leía el miedo, la temerosa sumisión a quien sabe que controla su destino. Su cuerpo seguía gélido, a pesar del fuego de la chimenea y de llevar varias horas bajo las mantas. Me parecía haberle hecho el amor a un bloque de hielo. No se atrevió a hablarme ni cambió siquiera el gesto cuando me levanté, quieta en la cama, callada, esperando quizá la muerte inevitable, quizá mi permiso para volver corriendo al campo, cabizbaja, herida, sucia, encorvada, con la memoria perdida en la nieve, pero viva un día más.
Cuando años después corrió la soga y la tierra desapareció bajo mis pies, creí ver entre los testigos de mi muerte, como un último destello, aquella mirada profunda y gris tan antigua como el mundo, tan inexpresiva como entonces, igual de muerta que yo. La que vi aquella mañana en Oswiecim. O como la llamábamos nosotros: Auschwitz.



Alfredo Moreno



F



Algún poema mío en la revista Yaread.com



Os dejo un enlace a la revista yaread.com que ha publicado varios poemas míos.


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