La poesía es un arma que se dispara sola como el amor de un loco

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lunes, 9 de febrero de 2009

Un intento de crónica





Partamos de la base que soy una persona limitada, y entre las cosas que no se hacer están las crónicas, pero voy a intentar contaros mi impresión sobre el recital de poesía que dio Rosendo Tello en la Campana de los Perdidos el sábado noche...Si algo se puede valorar sobre todas las cosas fue el calor humano que en el local hubo entre el poeta y los asistentes y eso fue tan importante que casi por ello ya mereció la pena estar allí.

Rosendo fue el sábado el sabio maestro en su mesa y con su bloc rojo desde el que con una letra diminuta iba desgranando los versos, las palabras de hondas estancias, el dolor, el calor, la amistad, el miedo...Toda la música escondida en ellos traspasó pronto el ámbito de su voz, a veces quebrada, para penetrar en nosotros y trasladarnos con él a sus poemas.

Rosendo fue el hombre culto, maduro, viejo en algunas cosas por la edad, frágil con sus fríos legendarios y su pelliza, pero lleno a la vez de un saber estar que desborda y silencia una sala, que transmite la sensación de integridad moral, tan olvidada en estos tiempos, la sensación de que aparte del poeta y maestro allí había sencillamente un hombre bueno, lleno de amigos, que despertaba en todos admiración y ternura cuando sus palabras llenaban la vieja bodega de la Campana de los Perdidos.



Poema de Rosendo Tello


Vengo desde una tierra de palomas
violentas y de espejos hechizados
por cielos minerales. Soplo un polvo
de abrasadas miradas de interiores
con puentes de caliza, tasco un hielo
de niebla y cal con labios descarnados.

Vengo desde mi tierra, manos toscas
forjan el alma y me agarrota un cuerpo
de huesos deslumbrantes, soy un árbol
en mar de magra de esculturas,
crezco en la adolescencia de la piedra
y el vacío con dientes del espanto.

Vengo desde mi tierra, al desvarío
de pájaros lunáticos en dólmenes
de fraguas saturnales que me empujan
a abrir la boca, entrecerrar los párpados,
crispar las manos, doblegar las piernas
en un bloque de sol de ojos vacíos.



F


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me hubiese encantado oírle.
El poema que traes es espléndido.

Un abrazo.

irene dijo...

No sabrás hacer crónicas, nadie es perfecto, pero con "esto" que aquí narras, me ha dado todavía más envidia de no haber asistido al acto.
Como dice Ybris, me hubiese encantado oírle.
Besos.

Su dijo...

Pues partiendo de esa base, lo has hecho genial .
Besos dulces..

Olga Bernad dijo...

Yo nunca he ido a un recital, mi relación con la poesía siempre ha sido una cosa personal, pero es cierto lo que dice Irena, tu reseña me da ganas de haber ido. A ver si un día me atrevo.
Un beso, Fernando.

Doberka dijo...

El primer encuentro poético de este ciclo fue genial. Todo en Rosendo es genial. Y no te quepa duda Fernando... eres un cronista estupendo.

Besos

albalpha dijo...

Me ha gustado la crónica y el poema es estupendo, de esos que me golpean.

He andado sin mucha claridad para hacer comentarios pero te leo siempre y al parecer lentamente voy progresando de mis malestares.

Un abrazo

Alba

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