Puedes cantar en mi y ser la hiriente sombra, la sirena, donde la noche se resiente como en un largo tañido del bronce de campanas. Ser de nuevo el viento, su paso, yo la bandera aferrada a tus besos en el abrazo partido en dos de tu regazo, y ahora dormido, saciado en tu piel de todos los lamentos, me dejo arrastrar por la nostalgia, la marina, la nuestra, la que acosa el tiempo, la del gota a gota de urdimbres en el agua, cuando veo en ti el océano y su horizonte sigue siendo el temblor de tu boca y los continentes, lejanos, se pierden en cada uno de los cristales que saludan al amanecer.
7 comentarios:
Me basta ser la constante corriente
y danzante fresca brisa,
latido hecho pensamiento
y versos que mi alma improvisa...
Un abrazo
Yeli
Conozco esa nostalgia marina.
Ese suave dolor que una vez no era posible y luego hirió con su presencia.
Por eso me gusta evocarla y percibirla.
Un abrazo
Ver cada mañana como amanece a orillas de mi mar, este plácido Mediterraneo nuestro...quieto, nada violento...
Es un privilegio!
.. me gusto lo de la marina.. la vuestra..
.. buen fin de semana.. un abrazo..
¿Puede ser una invitación? Simplemente eso... Las claves se convierten en personales para quien lee. Es una metáfora preciosa y ricamente elaborada.
Me ha gustado mucho.
. Intentaré mandarte este fin de semana algo.
Un abrazo
Laura
Una preciosidad Fernando.
Besos
tu voz es inconfundible...eres único, F...
:)
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