Debe de ser mayo por la luz, porque está llena de insectos y de pájaros, luz líquida que cae de lo alto como un torrente. Quizá estemos en un prado, rodeados de setos donde brillan los espinos, los rosales silvestres, los fresnos. O quizá estemos en el alto puerto donde danzan los grillos como pequeños demonios. Debe de ser mayo porque la luz huele a miel y vibra como la cuerda de un salterio.Sobre la yerba lozana un cuerpo desnudo. Joven descuidado, tendido, dormido al sol. Es bello como las montañas, saludable como los brotes que crecen entre sus miembros extendidos. Su vientre huele a trigo verde: es un trigal espeso del que sobresale su falo erecto como un recio lirio morado. Imagen del vigor, de la paz verde y definitiva. Adán en el Paraíso, que duerme en la luz como si fuera el único hombre sobre la Tierra, en el Edén todavía sin puertas. Proyectado contra el cielo, abierto de brazos y piernas, siente el crecimiento de la yerba entre sus dedos. Siente cómo su falo se endurece al sol como el brote nudoso de la higuera.
El vuelo de una mariposa sobre la yerba: diminuta cometa exploradora. Papilio macaon que planea sobre las flores, como en vilo en la luz; que planea sobre la yerba, sobre el brote de carne viva que se alza en el prado hasta posarse en el glande, yema rotunda donde se agolpa la sangre. Ahora bate las alas como un resorte: una, dos veces, como dudando, hasta desplegar con deleite su delicada trompa, muelle de reloj, lengua que penetra poco a poco en la uretra como una larga sonda, golosa, exploradora, buscando el fondo, la raíz oscura donde espera el néctar. Con inquietud de insecto persevera en su afán resbalando sobre el glande que brilla como un pétalo.
Y al fin una gota, una lágrima de látex brota en la uretra, mana y resbala de la abertura donde la sonda del insecto sorbe con renovada avidez.
Debe de ser mayo porque el prado huele a flores, huele a miel, huele a leche; huele a boj y a hombre joven y el olor y la luz lo llenan todo.
El vuelo de una mariposa sobre la yerba: diminuta cometa exploradora. Papilio macaon que planea sobre las flores, como en vilo en la luz; que planea sobre la yerba, sobre el brote de carne viva que se alza en el prado hasta posarse en el glande, yema rotunda donde se agolpa la sangre. Ahora bate las alas como un resorte: una, dos veces, como dudando, hasta desplegar con deleite su delicada trompa, muelle de reloj, lengua que penetra poco a poco en la uretra como una larga sonda, golosa, exploradora, buscando el fondo, la raíz oscura donde espera el néctar. Con inquietud de insecto persevera en su afán resbalando sobre el glande que brilla como un pétalo.
Y al fin una gota, una lágrima de látex brota en la uretra, mana y resbala de la abertura donde la sonda del insecto sorbe con renovada avidez.
Debe de ser mayo porque el prado huele a flores, huele a miel, huele a leche; huele a boj y a hombre joven y el olor y la luz lo llenan todo.
Autor : Carlos Bozalongo
4 comentarios:
Ya es mayo ciertamente en ese Edén.
Mariposas libando el néctar que provocan en el sexo.
Ojalá nadie lo impida.
Precioso, sugerente relato.
Gracias.
Tremendamente sensual. Hay una línea que roza el erotismo más primario... Me ha gustado mucho este paralelismo, sobre todo, porque se desborda en sugerencias de una limpieza casi angelical.
Seguro que era mayo. Seguro.
Laura
Extraordinario micro relato. Imágenes llenas de luz y con un torrente sensual y sexual inabarcable. Enhorabuena Carlos. Sin duda huele a primavera y a libertad.
Besos
Mil gracias, Doberka, Laura, Ybris, por vuestras críticas; y a ti, Fernando, por difundir el relato.
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