La poesía es un arma que se dispara sola como el amor de un loco

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lunes, 18 de diciembre de 2017

Abierta la puerta la noche es solo un tapiz azulado








Abierta la puerta la noche es solo un tapiz azulado.
Casi diviso todavía el esplendor de las últimas rosas,
el aroma fértil del jazmín y la hierba luisa
y el recodo donde el amor de hombre deshace el sueño.
Hay noches en que los astros son semillas que reverberan silenciosas,
exactas en su deambular ante mis ojos,
donde siempre han estado,
como las preguntas
que eternamente dejan de responder a los hombres.
Suenan lejanos los grillos,
un olor a mar invade laborioso el viejo sendero de la playa
y llega hasta mí, humilde como la brisa,
la neblina que trae desde la orilla un antiguo saludo marino.
Algo así deberían de tener los viejos salmos
cuando el tiempo se detiene en un instante mágico
y ya no me importa ni siquiera la vigilia del insomnio.




f.




jueves, 26 de octubre de 2017

Delátame así











Delátame así,
mientras fumo los últimos cigarrillos.
Puedo ser solo un viaje de noches
por las ciudades de la vieja Europa.
Tu cómplice en un tren de oscuridad que nos llevó lejos,
cuando habitaste mi cuerpo como un espeso silencio
entre las sábanas húmedas por el invierno.




f.




jueves, 9 de marzo de 2017

Ha trazado mi mano un camino de agua







Ha trazado mi mano un camino de agua.
Detrás la lluvia trae viejos trenes desde el Este.
Surcos de agua, un río vertebrando tu espalda
como un atlas donde se vislumbra Europa
y que va surgiendo ante mis dedos,
ciego en la oscuridad de tu cuarto,
en cada punto donde me detengo a respirarte
y a besar con mi boca tu columna vertebral.
Suena en la noche un saxo diáfano y mortal,
se desprenden lejanos astros del cielo
que van dejando más triste el universo.
Desnudos, apenas tapados por un ovillo de sábanas,
una húmeda y caliente calma invade tu cama.
Hay silencio, apenas mueve el aire una brisa con aroma a tierra.
Desde tu habitación, tu piso elevado sobre los demás,
esta ciudad tuya, encendida en el crepúsculo
e hilvanada por rojos hilos de luz hacia el Oeste,
me hace palidecer con sus melodías
y el valor inconfundible de lo inolvidable.



f.




viernes, 3 de marzo de 2017

Encierro el mar entre las cuatro paredes del cuarto








…Siempre que sales de la habitación un pájaro naranja viene a la ventana.

L.Cohen



Encierro el mar entre las cuatro paredes del cuarto,
un océano dormido, quebrado, habitado de ti cuando te alejas.
Abro la ventana y un pájaro naranja canta.
Deja con su voz un suave paseo por mi corazón
como el aliento casi imperceptible de la soledad.
La noche tuvo ese momento en que tu cuerpo se deshizo,
gramos de ternura entre mis labios,
los besos que sobre tu piel
fueron un racimo de uvas dulces y oscuras
y temblando en mis dedos quedó la humedad iluminada
con el precioso aroma de tu sexo.
Hay una brisa azulada que trae
engarzados olores de tierra mojada
y del encendido jazmín que crece en el muro.
Tú has dejado escrito en el espejo
un No me olvides con el color rosa de tu pintalabios
y yo tengo la claridad de saber
cuanto de mi se ha ido ciego
con el borde plisado de tu falda.



f.


viernes, 5 de agosto de 2011

Te he respirado







Te he respirado mientras dormías.
Dentro, entre las sábanas,
donde tu cuerpo sosegado soñaba con el mar.
Eran las cuatro de la mañana de una noche fría
y yo te hablaba en un susurro de irnos a vivir al desierto,
de la soledad y de los crepúsculos que nos esperaban
donde construiría una casa para los dos.
Entre tus cabellos y sus rizos rojos
había una larga estancia habitada de palabras.
Mi boca no se extraña nunca de tu cuello
y yo seguía sintiendo tu fragancia calmada de esas horas.
Olerte cuando nada esperaba,
fue, sencillamente, conmovedor.









domingo, 24 de julio de 2011

Ha trazado mi mano un camino de agua








Ha trazado mi mano un camino de agua.
Detrás la lluvia trae viejos trenes desde el Este.
Surcos de agua, un río vertebrando tu espalda
como un atlas donde se vislumbra Europa
y que va surgiendo ante mis dedos,
ciego en la oscuridad de tu cuarto,
en cada punto donde me detengo a respirarte
y a besar con mi boca tu columna vertebral.
Suena en la noche una tuba diáfana y mortal,
se desprenden lejanos astros del cielo
que van dejando más triste el universo.
Desnudos, apenas tapados por un ovillo de sábanas,
una húmeda y caliente calma invade tu cama.
Hay silencio, apenas mueve el aire una brisa con aroma a tierra.
Desde tu habitación, tu piso elevado sobre los demás,
esta ciudad tuya, encendida en el crepúsculo
e hilvanada por rojos hilos de luz hacia el Oeste,
me hace palidecer con sus melodías
y el valor inconfundible de lo inolvidable.





martes, 19 de julio de 2011

Abierta la puerta...






Abierta la puerta la noche es solo un tapiz azulado.
Casi diviso todavía el esplendor de las últimas rosas,
el aroma fértil del jazmín y la hierba luisa
y el recodo donde el amor de hombre deshace el sueño.
Hay noches en que los astros son semillas que reverberan silenciosas,
exactas en su deambular ante mis ojos,
donde siempre han estado,
como las preguntas
que eternamente dejan de responder a los hombres.
Suenan lejanos los grillos,
un olor a mar invade laborioso el viejo sendero de la playa
y llega hasta mí, humilde como la brisa,
la neblina que trae desde la orilla un antiguo saludo marino.
Algo así deberían de tener los viejos salmos
cuando el tiempo se detiene en un instante mágico
y ya no me importa ni siquiera la vigilia del insomnio.

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