La poesía es un arma que se dispara sola como el amor de un loco

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domingo, 24 de diciembre de 2017

Hoy ha venido un pájaro con la luz y el silencio









Hoy ha venido un pájaro con la luz y el silencio.
Ha encendido la lumbre
y tras posarse ha dejado sus ocultas verdades.
Yo solo he abierto la ventana,
he mirado al cielo y he dejado pasar al invierno.


f.



lunes, 18 de diciembre de 2017

Este tiempo de los dos tiene su orilla









Este tiempo de los dos tiene su orilla,
cierta nube anclada en tu mirada,
un paseo de viejos castaños,
la lumbre del horizonte
como una flecha abrigando el silencio.
Te has reconstruido en medio de la soledad
y eres parte invertebrada de mi corazón,
tanta sangre tuya hay en mi cuerpo
que mueves ya
los hilos que me acallan.
La ciudad sin ti solo es ya un nombre.



f.




martes, 5 de diciembre de 2017

Luego fue verano










Luego fue verano, fue verano durante mucho tiempo,
duraban las horas largas de la tarde y amanecía muy temprano.
El tiempo se detenía cuando en el silencio del atardecer
huíamos del mundo, lejos, distantes del resto,
entregados a hablarnos muy cerca el uno del otro,
con un racimo de cosas que aguardaban pacientes
a que primero nuestros labios se reconciliaran.
Nunca el silencio se desgajaba de nosotros tomándonos distancia, 
más bien era un cómplice, una lluvia azul que lo empapaba todo.



f.





domingo, 3 de diciembre de 2017

Pronuncio un nombre en morse










Pronuncio un nombre en morse,
sílabas confusas en la noche.
Siento el trabajo de las abejas,
la miel devorada,
el hambre saciada por el hambre.
Junto al amanecer hay pájaros que cantan
y suenan campanas en el viento del otoño.
Presiento los ecos de una fiesta terminada,
la luz cenital de las lámparas
sobre nuestros cuerpos cansados.
Hay un viaje sin retorno,
ciertos cuentos antiguos que nunca leemos
cuando los salmos abrigan el corazón
y sin saberlo respiramos en silencio,
paseando bajo la lluvia por los bulevares de París
o sintiendo hundirse los vetustos palacios
un día cualquiera de Acqua Alta en Venecia.




f.




sábado, 2 de diciembre de 2017

Arranqué el manzano








Arranqué el manzano,
un manzano de flores pequeñas rosas y blancas
que solo me traía ese dulce dolor que da la primavera.
Tiemblo ante las rosas, me susurran versos
mientras se abren fragantes a la tarde,
pronto dejarán de ser la luz roja y noble entre la hiedra,
y en el suelo, sus murmullos de pétalos caídos,
extenuadas sílabas al viento,
me volverán a arrimar a la orilla oscura
donde siempre me espera certera la tristeza.



f.



viernes, 1 de diciembre de 2017

No surge el dolor como una fuente donde dejar fluir la sangre











No surge el dolor como una fuente donde dejar fluir la sangre,
de ella solo tenemos entre cuatro y medio y seis litros,
un río denso y oscuro que recorre un mundo subterráneo.
Mejor fue tomar la solución del abandono,
eso sí lo hice despacio, lentamente,
como se van las nubes del invierno,
para poder hacer de ella una metáfora en medio del silencio.
Lo único verdadero que me dejó aquel año bisiesto.



f.




jueves, 30 de noviembre de 2017

Cada día se esfuerza el cuerpo en olvidar









Cada día se esfuerza el cuerpo en olvidar.
Las cancelas dejan pasar la luz, el aire se espesa,
caemos en el uso indebido del otro
cuando como palomas nuestras manos zurean el deseo.
La sombra sube perezosa camino de la atalaya,
tendrá en la noche la urgencia definida,
mientras el sueño del otoño camina deprisa,
se mece en las nubes y se derrama en los cerros.
Tal vez no tengamos esperanza,
quizás las luces que nos llaman
siguen solo luciendo a lo lejos.



f.




martes, 28 de noviembre de 2017

Cada día se esfuerza el cuerpo en olvidar











Cada día se esfuerza el cuerpo en olvidar.
Las cancelas dejan pasar la luz, el aire se espesa,
caemos en el uso indebido del otro
cuando como palomas nuestras manos zurean el deseo.
La sombra sube perezosa camino de la atalaya,
tendrá en la noche la urgencia definida,
mientras el sueño del otoño camina deprisa,
se mece en las nubes y se derrama en los cerros.
Tal vez no tengamos esperanza,
quizás las luces que nos llaman
siguen solo luciendo a lo lejos.



f.




viernes, 24 de noviembre de 2017

Las luces en la noche arden alrededor de nosotros









Las luces en la noche arden alrededor de nosotros,
la lluvia de septiembre
se ha dejado media vida entre mis manos.
Todo parece azul detrás de las palabras,
se agrieta el tiempo cuando me contestas
y miras adelante, fijamente,
parece que tienes
en la oscuridad de la carretera
un extraño confidente,
alguien anónimo a quien confiarle tus secretos.
El mar solo se escucha cuando golpea las rocas,
respira entablando su decálogo de obviedades
mientras la sombra de los pinos
apenas deja ver lejanos barcos,
que tiritando en la penumbra
son como nosotros,
pequeños mundos navegando en soledad.




f.




jueves, 23 de noviembre de 2017

No dormíamos









No dormíamos.
Cogíamos las veredas del mar,
donde el océano labra sus promesas.
Viejas carreteras
llenas de arena donde desembarcar.
Árboles de sombra
que en la noche riñen con la luna.
¡Que gigantes eran las palabras
que llenaban su pecho!
El aguacero de la madrugada
nos traía lámparas amarillas
y escarcha de hielo en los labios.
Sonaba la sirena, los muelles desnudos
se sometían al pequeño vaivén del agua.
Echaba de menos la lluvia y sembraba de flores
el lecho de arena donde tiritábamos,
húmedos y solitarios,
con la única esperanza puesta en el otro.



f.




jueves, 9 de noviembre de 2017









Pronuncio un nombre en morse,
sílabas confusas en la noche.
Siento el trabajo de las abejas,
la miel devorada,
el hambre saciada por el hambre.
Junto al amanecer hay pájaros que cantan
y suenan campanas en el viento del otoño.
Presiento los ecos de una fiesta terminada,
la luz cenital de las lámparas
sobre nuestros cuerpos cansados.
Hay un viaje sin retorno,
ciertos cuentos antiguos que nunca leemos
cuando los salmos abrigan el corazón
y sin saberlo respiramos en silencio,
paseando bajo la lluvia por los bulevares de París
o sintiendo hundirse los vetustos palacios
un día cualquiera de Acqua Alta en Venecia.



f.




miércoles, 1 de noviembre de 2017

Tenía en su mirada esos días robados al azar del otoño











Tenía en su mirada esos días robados al azar del otoño,
un verano último de zarcillos crecidos en sus manos.
Era el regalo envuelto por el atardecer
cuando llegaba de improviso anhelando mi boca,
besándome y cerrando los ojos,
para ronronear como una gata satisfecha
al rozarse su cuerpo con el mío.
No había reposo, se entregaba ciega,
hasta que el alba
abría senderos de luz en nuestros ojos,
bebiendo, hasta la última gota,
el vino oscuro del deseo,
acoplada a mí
como si no existiera más razones para vivir.
Solo fueron esos días, tan lentos, tan escasos,
perdidos en el calendario,
que cerraban el verano.




f.




martes, 31 de octubre de 2017

Tras los bárbaros no hubo incendio









Tras los bárbaros no hubo incendio.
Ni un solo ángel vino a rescatarnos del silencio último.
Puede que el andén estuviera vacío,
ni siquiera nuestras valijas
tenían la tristeza del relámpago,
detrás de las dunas, tras el mar,
paralelo a la orilla,
un tren vacío venía
a pasarnos cuentas por nuestra soledad.


f.


sábado, 28 de octubre de 2017

Eres de arena y por eso forjas el tiempo con tus manos









Eres de arena y por eso forjas el tiempo con tus manos,
desgranas el reloj que marca las horas de la noche.
Me habré ido temprano,
cuando nadie se fija en las sombras
y solo son ecos de pasos en la oscuridad.
Tal vez he querido escuchar de nuevo tu corazón,
una isla que apenas me recuerda,
y puedo decirte que aunque nunca te he olvidado,
día a día has sido parte de mi olvido.



f.




domingo, 22 de octubre de 2017

Luego, después de todo lo que arrastra el deseo












Luego, después de todo lo que arrastra el deseo,
cuando solo nos queda
la parte de silencio que se pliega contigo
y miras, contemplando los cuerpos todavía desnudos,
entregados, tras sucumbir a la elevada cumbre,
puedes pesar en la memoria ese instante,
etiquetar, casi sin saberlo, todo lo que le rodea,
para volver de nuevo a vivirlo
con la otra intensidad,
que a lo mejor, para siempre se merece.




f.




sábado, 21 de octubre de 2017

En esos días no se fueron los pájaros










En esos días no se fueron los pájaros,
no había pájaros a las horas taciturnas de aquel invierno.
Sembrado de azules los copos de nieve
semejaban miradas de ángeles olvidadas en la tierra,
nubes derramadas,
lágrimas de lumbre en el amanecer.
Todo su silencio abrigaba un unicornio.
Los mirlos que abandonaron el bosque
traerían meses después
las pequeñas respuestas que ella buscaba.



f.




viernes, 20 de octubre de 2017

No surge el dolor como una fuente donde dejar fluir la sangre










No surge el dolor como una fuente donde dejar fluir la sangre,
de ella solo tenemos entre cuatro y medio y seis litros,
un río denso y oscuro que recorre un mundo subterráneo.
Mejor fue tomar la solución del abandono,
eso sí lo hice despacio, lentamente,
como se van las nubes del invierno,
para poder hacer de ti una metáfora en medio del silencio.
Lo único verdadero que me dejó aquel año bisiesto.



f.




jueves, 19 de octubre de 2017

Las luces en la noche arden alrededor de nosotros











Las luces en la noche arden alrededor de nosotros,
la lluvia de septiembre
se ha dejado media vida entre mis manos.
Todo parece azul detrás de las palabras,
se agrieta el tiempo cuando me contestas
y miras adelante, fijamente,
parece que tienes
en la oscuridad de la carretera
un extraño confidente,
alguien anónimo a quien confiarle tus secretos.
El mar solo se escucha cuando golpea las rocas,
respira entablando su decálogo de obviedades
mientras la sombra de los pinos
apenas deja ver lejanos barcos,
que tiritando en la penumbra
son como nosotros,
pequeños mundos navegando en soledad.




f.




Cuando llega el amanecer










Cuando llega el amanecer
solo nos queda, a veces,
el rencor de tanto amor gastado,
tanta pasión desembalada,
y esas gotas de vacío que quedan impregnando el silencio.
De nuevo dos cuerpos se distancian
y surge el deshacer de todas las caricias,
la oclusión de todos los gemidos,
el voltear desnudo ante el otro
con cierto interrogante,
para subir, sin predecirlo, lentamente un muro,
un lugar donde te salvas tú solo
de la incertidumbre que trae con la luz el nuevo día



f.




En el atlas de un cuerpo no caben más islas











En el atlas de un cuerpo no caben más islas,
si acaso lo que deja el mar después de la noche,
una marea de huellas y silencio.
Detrás de mí o a mi lado,
no hay sueño que desgarre más
que el del dolor de la lumbre,
la tibia enseñanza de la ausencia,
el aroma de lo que ciertamente no se olvida.




f.





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