Transcurre la noche como una larga sabara que rebosa.
No hay lugar para el perdón, solo existe la cumbre y el largo descenso hacia la nada. Todas las orillas permanecen, todas las calles y avenidas son silencio...no puedo vivir para contar la unidad de las cosas, ni sé qué hacer con los versos que me humillan.
La luz se quiebra, hay un incendio que arrecia en las ventanas, no sé dónde estoy, no sé que es este deshacerme entre los pliegues del fuego...sin márgenes, sin mar, sin pájaros, sin palabras.
f.
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