Un corazón nómada vive siempre en el abismo de la línea desde la que no hay regreso, un hábitat de sendas y dunas que te acercan al mar y que te hace rodearte de silencio y ecos de todas las huellas que ha dejado el tiempo en tu cuerpo. Su historia es la historia de todos, nadie es diferente cuando se aleja, siempre la distancia es otra manera de medir la vida y no hay un guión capaz de resguardarnos del pertinaz significado de sus actos...
Un corazón nómada vive siempre en nosotros, y como un animal herido tiene la sensación extraña de temor y a la vez de vértigo que nos suelen dar a todos las tormentas, cuando después de la caída del relámpago sabemos que el eco del trueno nos dará el punto exacto desde donde viene el aguacero...
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario