Puse mis manos en sus muslos,
debajo de la falda sentí su estremecimiento.
Le dije al oído “¿soy tu placer o soy tu vicio?”
Calló mientras le presionaba con mis dedos
bajando sus medias y tocando la carne desnuda y caliente.
Se oía la lluvia en los cristales
y la voz de Cohen daba cierta gravedad al momento.
Al amanecer se fue,
me dejó sus bragas con una nota escrita con carmín:
Todavía me lo estoy pensando.
De Leonard Cohen I'm Your Man
3 comentarios:
Siempre la duda. El placer, dado y recibido, no desasosiega... pero en tus versos late el desasosiego.
"placer culpable" decimos por este lado del mapa:)
un seductor texto y la música genial
besitos Fer
el placer, el vicio pueden caminar de la mano, lo mejor será ese tacto de esa piel que permanecerá en tus manos hasta el próximo encuentro.... un abrazo.
Publicar un comentario