Me escribía cada tres o cuatro días. Sus cartas venían en aquellos sobres ribeteados de rojo y azul que ponía Air Mail y con sellos con la figura de La liberté de la República Francesa.
Me contaba de la vida en París en un frío invierno, los amigos comunes que veía los fines de semana, sus padres, las clases que daba en La Sorbona y sobre todo lo que me echaba de menos.
Me preguntaba por todo lo que me rodeaba en la ciudad y me guardaba casi para el final sus pequeños reproches de que le escribía poco y que no le decía nada de cuándo iba a volver.
Siempre acababa con un ¿me quieres?, yo sigo amándote y colocando en el sobre alguna foto de ella o de París.
No sé que fue de aquellas cartas, las iba metiendo en una cajita de madera que ella me había regalado decorada con un símbolo espiritual.
Al recordar aquellos momentos no puedo dejar de sentir esa punzada amable que siempre trae la nostalgia.
Me contaba de la vida en París en un frío invierno, los amigos comunes que veía los fines de semana, sus padres, las clases que daba en La Sorbona y sobre todo lo que me echaba de menos.
Me preguntaba por todo lo que me rodeaba en la ciudad y me guardaba casi para el final sus pequeños reproches de que le escribía poco y que no le decía nada de cuándo iba a volver.
Siempre acababa con un ¿me quieres?, yo sigo amándote y colocando en el sobre alguna foto de ella o de París.
No sé que fue de aquellas cartas, las iba metiendo en una cajita de madera que ella me había regalado decorada con un símbolo espiritual.
Al recordar aquellos momentos no puedo dejar de sentir esa punzada amable que siempre trae la nostalgia.
F
5 comentarios:
Una amiga encontró unas cartas en una caja por las calles de Zaragoza... de verdad!! los devolvió porque era toda una historia de amor...
Besicos
La nostalgia, divino tesoro.
;)
Es necesario recordar con nostalgia una historia tan hermosa como la que nos narras.
El maravilloso mundo de las cartas en papel...
Un saludo escrito con pluma
Bendita nostalgia... que ayuda a tamizar el dolor que nos trajo la realidad.
Precioso Fernando, también tengo nostalgia de aquellas cartas con sobres de vía aérea o blancos, tenían su encanto.
Yo tampoco las encuentro, pero tengo muchas en el recuerdo.
Para que no me olvides..., una bonita canción que le va como anillo al dedo.
Besos.
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