Viene el silencio envuelto en un jeroglífico de signos.
Arde la noche expuesta a los dedos misteriosos del frío.
Entre las sombras crecen las pocas palabras que trae el viento.
Me he jurado a mi mismo no pedirle nada al amanecer,
esperar respirar la luz más lejana,
aquella que se mantiene como un pulso contra el desaliento
y se enhebra latido a latido
a la urdimbre de todo lo que me emociona.
Arde la noche expuesta a los dedos misteriosos del frío.
Entre las sombras crecen las pocas palabras que trae el viento.
Me he jurado a mi mismo no pedirle nada al amanecer,
esperar respirar la luz más lejana,
aquella que se mantiene como un pulso contra el desaliento
y se enhebra latido a latido
a la urdimbre de todo lo que me emociona.
8 comentarios:
Pero el amanecer que sabe de tu silencio, te regala con cada pincelada esa bocanada que respiras y se convierte en un tejido de latido y emociones...para que abrigues nuestra imaginacion y nos hagas pensar...
Besos "Mujer rebelde"-
El amanecer nos da sin que se lo pidamos.
Esa luz lejana y esperada.
Un abrazo.
Ese momento siempre trae gotas de rocío.
Un abrazo. Nos veremos por Zaragoza.
Ah! gracias por vuestro trabajo.
igual hemos de confiar en que el amanecer nos traerá lo mejor, mejor incluso que lo que nosotros sepamos pedir
Pero cada vez las luces quedarán más y más lejanas, y el latido se hará más y más lento...Aún sin pedir, aún sin esperar, espero que el amanecer de una noche cualquiera ilumine tu silencio para poder seguir respirando.
No doy a basto para leer tu prolífico y magnífico blog.
Más besos.
Cuántas veces me he prometido yo lo mismo...
"El silencio envuelto en un jeroglífico de signos". Eso no es silencio, Fernando. El silencio también habla.
Un beso
Laura
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