No sé porqué de vez en cuando vienen a mi mente pequeños retazos de mi juventud con ese color en blanco y negro lleno de silencios y miradas que tienen las películas francesas, y recuerdo a una mujer que nunca me amó pero que tenía el olor de las flores y un jersey negro de cuello alto de angorina. Cuando la Gordon’s nos hacía efecto a los dos en los viejos pubs de la ciudad, la veía llorar desconsolada sin saber nunca como sostenerla entre mis manos.
Será que soy mayor y mi viejo violín incendiado suena de vez en cuando con la melodía de la tristeza…será que arden mis pasos queriendo huir del color de este invierno y para hacerlo me debo recorrer un largo trecho en solitario que me da la impresión que ya lo conozco.
Será que soy mayor y mi viejo violín incendiado suena de vez en cuando con la melodía de la tristeza…será que arden mis pasos queriendo huir del color de este invierno y para hacerlo me debo recorrer un largo trecho en solitario que me da la impresión que ya lo conozco.
5 comentarios:
!Me encantaba¡:Buenos días tristeza.Tanto el libro como la peli.Era como tener el permiso para llorar sin motivos y por que sí...Eres el mejor guardian del tiempo,veo imagenes en blanco y negro,pero contigo y CIA, empieza el color...
Un abrazo grande
Todos los violines suenan tristes de vez en cuando, Fernando, yo casi diría que es su deber. Pero acabaremos diciendo buenas noches a la tristeza y al invierno.
Ya queda menos>;-)
Un beso.
Yo sí sé por qué querido Fernando. Y es que cuando la sensibilidad corre por las venas de un hombre, no importa lo grande y lo fuerte que sea, es inevitable que los recuerdos inunden ese torrente de sangre y se escuchen los viejos violines incendiando la melodía de la tristeza...
Pero pronto se escucharán otras melodías en sus cuerdas.
Un abrazo.
Son los mejores recueros, aquellos en blanco y negro. Abrazos.
Maravillosa.
*
Publicar un comentario