De ese lado caminas silencioso,
un manto de esquirlas de acero
convierte la soledad en un deceso.
Respondes al instante,
otro fugaz cometa
se hace en tu piel
un rincón habitable.
Hay una lluvia que apenas se percibe
en la mirada que se lleva la tarde.
¿Cuántas veces las palabras
no dicen exactamente cuánto se ama?
Hay en los días de fiesta un poso triste,
la algarabía del renuncio
trae entre sus voces
las promesas deshechas.
Esta vez he llegado tarde…
la sinceridad tiene un cuchillo
con las últimas gotas de mi sangre.
un manto de esquirlas de acero
convierte la soledad en un deceso.
Respondes al instante,
otro fugaz cometa
se hace en tu piel
un rincón habitable.
Hay una lluvia que apenas se percibe
en la mirada que se lleva la tarde.
¿Cuántas veces las palabras
no dicen exactamente cuánto se ama?
Hay en los días de fiesta un poso triste,
la algarabía del renuncio
trae entre sus voces
las promesas deshechas.
Esta vez he llegado tarde…
la sinceridad tiene un cuchillo
con las últimas gotas de mi sangre.
3 comentarios:
Muy rítmico y profundamente melancólico, casi desgarrado en su final. "Hay en los días de fiesta un poso triste", me encantó esta frase.
La sinceridad quizás sea sangrienta.
Pero es a veces la única salida.
Un abrazo.
Es lo que tiene la sinceridad, nunca debe usarse desnuda y menos cerca del desamor y en un lunes rojo.
La sinceridad absoluta es un desatino. Tus versos son bellos y tristes.
Besos,
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