Y en la sombra tallada por la noche todavía existes
mientras caliento con la brasa y el humo tu cama.
Imprecisa en los días tristes y fríos del invierno,
tus pies pequeños buscan los míos
y descansas tu cabeza en mi pecho
preguntando despacio a mi corazón por el mañana.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario