No soy un presagio ni vivo del azar
aunque mi mirada retenga la lejanía,
la imagen que transporta en su maleta
tantas verdades escondidas.
Contengo dos sombras que me habitan
y recorren las calles en medio de la noche,
el instante y su historia
prendidos al aroma de la sangre.
Ahora sé que puedo dormir en paz,
este insomnio mío
siempre estará presente en mis palabras.
f.
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