No puedo dirimir quién eres.
Que sombra ha quedado aferrada a mí
tras una puerta abierta a la noche.
Los hoteles están cerrados porque es invierno en la costa
y corre la lluvia delante de mis ojos
exigiendo su tributo de evanescencia y silencio.
Suenan en el coche los parabrisas
casi tanto como la voz de Lou Reed en Un día perfecto…
Cosecharás lo que has sembrado…
Debería escribir sobre ti,
renunciar a este fin de semana
y volver a casa:
nunca es demasiado tarde para olvidar.
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