La poesía es un arma que se dispara sola como el amor de un loco

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miércoles, 18 de mayo de 2011

Nunca fue lo más triste esperarte






Nunca fue lo más triste esperarte,
ni siquiera cuando tus mensajes
apenas traían el regocijo de la duda.
Tal vez las calles del otoño, mojadas,
reflejaban certeras el estertor brillante de las farolas,
la luz amarillenta donde en verano mueren las polillas
y deja entre los árboles la costumbre de la sombra en la noche.
Tal vez entonces, esos días hilvanados con el fuego,
fueran un reguero de dudas y silencios
y tú, perdida en cualquier aeropuerto de Europa,
tuvieras el norte de mi cuerpo prendido a la memoria.
Entonces sí, entonces me venía grande este cuerpo mío,
esta estancia pequeña de sofá y cama,
este armario donde tu ropa todavía tiene el aroma nuestro.
















5 comentarios:

lichazul dijo...

para mí si fueron tristes las esperas, y más aún las ausencias

besitos Fer, un poema que se mete en la piel aunque uno no quiera

Mixha Zizek dijo...

un poema increíble, besos

Anónimo dijo...

el poema es bellísimo, como todos los que te vengo leyendo ultimamente y si he de destacar algo es la continuidad en la publicaión si bajar el nivel de optimización

un saludo

Lamia dijo...

Aún es más triste esperar sabiendo que nunca vendrá....

libre ría dijo...

bellísimo

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