Semejante a ti un arce busca el cielo.
Hay un azul puro en su pulcritud
y cierta agonía en el adagio de Mahler
del que se ha ido empapando la tarde.
Escribo todavía desde la plaza de San Luca,
me dejo arrastrar por la tranquilidad de unos gatos,
como si las sombras tuvieran recodos donde respirar
y el reloj hiciera transcurrir el tiempo mucho más lento.
Pasa junto a mí la sombra de Gustav,
trae de los canales el silencio y el ansia,
varias preguntas sobre la belleza
que solo el sol cuando se posa
refleja en la sangre del golfo de Venecia.
No te busco, tal vez tuve mis dedos en tu boca
y tus labios dijeron, húmedos,
mi nombre viajando por tu corazón,
en cada latido una sílaba suicida,
diluida y roja mientras dormido
nunca supe alcanzarte más allá de tu cuerpo.
Hay un azul puro en su pulcritud
y cierta agonía en el adagio de Mahler
del que se ha ido empapando la tarde.
Escribo todavía desde la plaza de San Luca,
me dejo arrastrar por la tranquilidad de unos gatos,
como si las sombras tuvieran recodos donde respirar
y el reloj hiciera transcurrir el tiempo mucho más lento.
Pasa junto a mí la sombra de Gustav,
trae de los canales el silencio y el ansia,
varias preguntas sobre la belleza
que solo el sol cuando se posa
refleja en la sangre del golfo de Venecia.
No te busco, tal vez tuve mis dedos en tu boca
y tus labios dijeron, húmedos,
mi nombre viajando por tu corazón,
en cada latido una sílaba suicida,
diluida y roja mientras dormido
nunca supe alcanzarte más allá de tu cuerpo.
4 comentarios:
Precioso, Fernando y muy bien acompañado musicalmente. Estupenda el trocito de venecia nocturna que nos has regalado.
Es un precioso poema, un canto a Venecia..."Venecia sin ti" otra preciosa canción como tú has adornado la tuya.
Saludos
Venecia.
Imágenes y recuerdos.
Con Mahler es más.
Un abrazo.
Me gusta ese final: nunca supe alcanzarte más allá de tu cuerpo. Cuántas veces ocurre que nos quedamos con el envoltorio y no vamos más allá: porque no somos capaces o porque no os dejan. Precioso, Fernando.
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