Duerme el Danubio y Heráclito se aleja de su orilla. Es azul la diáspora de luces, las semillas han echado raíces y los campos se iluminan tras la estela lejana de la luna al unísono canto de los pájaros.
Él es casi ciego y recibe los contornos al amanecer con la mesura de lo que ya conoce, sé le insinúan los objetos sin voz, caen en cascada las últimas palabras de vigilia, siente estremecido la vida y la luz de nuevo le apacigua, sabe que otra vez todo se ha consumado.
5 comentarios:
Bellos insomnio con Chopin de fondo.
Son los contornos del amanecer con la mesura de lo conocido.
Hay que ser buen ciego para poder ver del todo.
Abrazos.
Tu texto hace que casi pueda sentir su melancolía... quizá su tristeza...
un abrazo, Fernando
Bonitas palabras y acertada música para este insomnio.
El dolor no es más que el mismo camino de la felicidad, si podemos tantear a ciegas, el rumbo, alejándonos, acercándonos.
Muy bello. Un abrazo.
Recuerdo que tuve el privilegio de tenerlo muy cerca en una conferencia que dio en Barcelona poco antes de su muerte.
Me gusta mucho cómo lo explicas, cuánto has captado de su halo, como si tú también hubieras estado allí.
Un beso, Fernando.
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