Después vino la lluvia. No la esperaba tan triste, quizás nunca se espera que te alcance y te empape tan adentro aunque tengas ya el cuerpo hecho a este deshacerte pequeño y cotidiano de la vida.
No sé como los amaneceres tienen siempre el olor del café y ese dulce recuerdo de todos los ausentes. En un silencio se escribe un libro que nunca se pronuncia. La única verdad que me reservo no tiene nombre y si acaso el dolor de las flores en invierno…y sé que morir se muere tantas veces que al final te acabas acostumbrando.
Es febrero, hace un frío que me recuerda los días de la niñez entre el brasero y el calor ronroneante de los gatos, la madera, el carbón y el aroma sin palabras del resto de las cosas.
Es febrero y la luz trae de nuevo madejas que te anudan con sus hilos de estaño, me renuevan con un escalofrío y me siento impaciente por escuchar los nuevos sonidos que ha de traer la rueda constante del tiempo.
No sé como los amaneceres tienen siempre el olor del café y ese dulce recuerdo de todos los ausentes. En un silencio se escribe un libro que nunca se pronuncia. La única verdad que me reservo no tiene nombre y si acaso el dolor de las flores en invierno…y sé que morir se muere tantas veces que al final te acabas acostumbrando.
Es febrero, hace un frío que me recuerda los días de la niñez entre el brasero y el calor ronroneante de los gatos, la madera, el carbón y el aroma sin palabras del resto de las cosas.
Es febrero y la luz trae de nuevo madejas que te anudan con sus hilos de estaño, me renuevan con un escalofrío y me siento impaciente por escuchar los nuevos sonidos que ha de traer la rueda constante del tiempo.
F
2 comentarios:
Estas palabras, letra a letra, hacen de febrero un bonito y cálido mes, a pesar de la lluvia y del frío.
Besos.
¿Por qué será tan triste la lluvia a veces?
Quizás se nos muestra propicia a ciertos recuerdos.
Abrazos.
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