Eran las 11 p.m. y la noche iba vestida con la incertidumbre. Las calles vacías, acaso algún coche, alguna sombra huidiza como nosotros que deprisa pasaba hacía la hora del final del año arrastrada por un viento voraz y desagradable, fiel hijo del invierno, en las ventanas se veían luces y los importados trazos navideños tan usuales ahora y que siempre me dejan un poco de tristeza no sé por qué…Fue llegar a la Plaza de las Catedrales y sentirnos extraños, rodeados de personas de otras razas, otras lenguas, todos con unas bolsas con pequeños objetos de cotillón y unas uvas que muchos no sabían ni como ni cuando se debían comer…al final hice de jefe de ceremonias con dos simpáticas rumanas y dos despistados saharauis. No pude dejar de sentirme mal pero me emocione a la vez…había tantas ausencias dentro de mi mientras me rodeaba una multitud con ganas de alegrarse que tuve que hacer de tripas corazón y tomarme las uvas que en mi garganta fueron duras y ácidas, como parece que va a ser este año 2010.
Foto de "El Periódico de Aragón"..edición digital
7 comentarios:
Si, te entiendo perfectamente. A veces, cuando te encuentras rodeado de gente es cuando más solo te sientes, y más en esas circunstancias, muchas lenguas y costumbres diferentes. Has encontrado un motivo para sonreír, hacer de jefe de ceremonias para los despistados. Supongo que siempre hay un motivo para hacerlo si buscamos bien, aunque las uvas sepan ácidas en nuestra garganta. Un beso, espero que el 2010 llege más dulce de lo que esperas :)
Curiosa sí... esa sensación de estar rodeado de gente... de toda la gente menos de la que querrías estar quizás... o no... o tal vez sea mejor así.
Un beso.
Mmme. Pompidou.
Ya terminó lo peor, espero que no se cumplan tus presagios y que el 2010 te sea suave, tierno y dulce.
Un beso.
No me van las aglomeraciones ni las celebraciones por decreto.
Pero tomé las uvas y sentí,como tú, también algunas ausencias.
Disfruté, sin embargo con las presencias.
Confiemos que la realidad del nuevo año no sea tan ácida ni amarga como a veces ciertos momentos bajos parecen sugerirnos al principio.
Un abrazo.
Pues espero que no sea tan duro y ácido este 2010, Fernando. Te deseo lo mejor. Me ha encantado tu forma de describirlo.
Desconozco los motivos de la dureza y acidez de los doce granos de uva, pero seguro que macerarán las ausencias y quizás surjan nuevas presencias en el nuevo 2010. La firmeza en la esperanza a veces da frutos dulces. Saludos. Eo.
En cualquier caso, será un 2010 lleno de letras, de música, de amigos, de poemas...
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