El puente de Alexander
Para poder sentir la dulce estancia del olvido,
los pasos del agua en su silencio
tienen en las palabras su urdimbre de fuego
en esta mañana en la que nadie más que tú me habita.
Arquea la caja donde te sustentas,
me duele cada huella que habla en ti
y tengo todas las ausencias rondando los barcos,
dormidos sueños, que en la orilla,
son como nuevas islas,
mundos donde todavía me puedo perder.
Para poder sentir la dulce estancia del olvido,
los pasos del agua en su silencio
tienen en las palabras su urdimbre de fuego
en esta mañana en la que nadie más que tú me habita.
Arquea la caja donde te sustentas,
me duele cada huella que habla en ti
y tengo todas las ausencias rondando los barcos,
dormidos sueños, que en la orilla,
son como nuevas islas,
mundos donde todavía me puedo perder.
Este poema estaba perdido y es de la serie que escribí en París.
4 comentarios:
Me alegro de que lo hayas encontrado y nos lo regales aquí. Adoro tu serie de Paris. ¿Para cuándo un libro que los contenga?.
No sería perdonable perder esa primera estrofa, Fernando. Mágica en la nostálgia y cierta, cierta, cierta. Sobre el puente más sofisticado del Sena.
Besos.
Laura
Colocado así sobre el puente y mirando, no se sabe a veces si se ve o se siente.
Deben de ser todas las presencias que nos habitan.
Un abrazo.
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