Algo guardan las calles y avenidas debajo del asfalto: un rumor de tiempos olvidados que renuevan la memoria sobre los viejos raíles de mi infancia.
Tranvías.
Tranvías de madera, pintados en verde y amarillo, cruzando la ciudad como un lamento. Sus conductores, imperturbables capitanes de barco, rudos y silenciosos, me atemorizaban mientras buscaba en los billetes la suerte de un capicúa que nunca llegaba.
Tranvías.
Ruidosos, casi atronadores, incómodos, aunque aquellos anuncios móviles regalaran el placer y la suavidad del Palmolive o el grato cepillado de Profiden para una boca destartalada de cartón piedra.
Cientos de viajes cruzando la ciudad, fustigados por el frío del invierno y el calor sofocante del estío, al ritmo de una campana que resonaba como un proyectil entre los inocentes peatones.
Tranvías.
Todavía los veo por el Paseo de la Independencia, con su lengua perezosa, animándome a subir en su certero viaje hasta Las Delicias.
Tranvías.
Tranvías de madera, pintados en verde y amarillo, cruzando la ciudad como un lamento. Sus conductores, imperturbables capitanes de barco, rudos y silenciosos, me atemorizaban mientras buscaba en los billetes la suerte de un capicúa que nunca llegaba.
Tranvías.
Ruidosos, casi atronadores, incómodos, aunque aquellos anuncios móviles regalaran el placer y la suavidad del Palmolive o el grato cepillado de Profiden para una boca destartalada de cartón piedra.
Cientos de viajes cruzando la ciudad, fustigados por el frío del invierno y el calor sofocante del estío, al ritmo de una campana que resonaba como un proyectil entre los inocentes peatones.
Tranvías.
Todavía los veo por el Paseo de la Independencia, con su lengua perezosa, animándome a subir en su certero viaje hasta Las Delicias.
Del poemario inédito "Islas"
F
6 comentarios:
ten cuídado con los correos que envias, tienen virus
Bajo el asfalto hay historias, ideas, poemas, vidas...
Y pronto volverás a verlos por la Gran Vía... si acaban las obras algún día...
Nuestra historia deslizándose por los rieles de la vida. Abrazos.
Hermano de tranvía...Un abrazo.
Siempre he estado enamorado de los tranvías. Pasaba uno por delante de mi casa y yo, cosas de niños terribles, me subía en el tope jugándome la vida con mis amigos. Me encantaban los conductores y huía de los cobradores. Cuando nevaba (entonces nevaba mucho en Madrid) nos enganchábamos a los topes con cuerdas atadas a maderas planas y esquiábamos con riesgo de nuestras vidas, pero ¡era maravilloso". un abrazo..
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