Ahora me he dejado arrastrar hacía el abismo,
siento que nada es posible,
cerraré el tiempo entre las manos
para silenciar los pájaros.
Sé que voy a morir lentamente. No hablo de la muerte física, esa nunca se sabe cuando te ha de abrazar y el día que me llegue espero que sea rápida, hablo de la muerte emocional, lo que me hace sorprenderme y sufrir y gozar con todo lo que me llega a la piel o al corazón.
Nadie puede estar seguro de nada, ni siquiera de que todo que ha construido a lo largo de los años perdurará mañana. Pienso que hay tantas posibilidades en la vida que no tener ni siquiera una duda me da razones para pensar que esas personas se están muriendo por dentro.
Ahora, debe ser culpa de este otoño devorador, un frío extraño cubre mi piel, un viento sin nombre asola mis estancias, encuentro ecos vacíos donde había risas, ciertas caricias se han vuelto ceniza, ciertos sueños perecieron secos en el filo del silencio.
Sé que voy a morir lentamente y siento el miedo de saberme pronto un poco más de piedra, más de esa materia que engloba no creer en nada.
Nadie puede estar seguro de nada, ni siquiera de que todo que ha construido a lo largo de los años perdurará mañana. Pienso que hay tantas posibilidades en la vida que no tener ni siquiera una duda me da razones para pensar que esas personas se están muriendo por dentro.
Ahora, debe ser culpa de este otoño devorador, un frío extraño cubre mi piel, un viento sin nombre asola mis estancias, encuentro ecos vacíos donde había risas, ciertas caricias se han vuelto ceniza, ciertos sueños perecieron secos en el filo del silencio.
Sé que voy a morir lentamente y siento el miedo de saberme pronto un poco más de piedra, más de esa materia que engloba no creer en nada.
15 comentarios:
... dicen que la muerte no existe, que es un cambio de espacio, otra forma de existir… a veces pienso que la muerte es un despacio soltar, un ir perdiendo vida a partir del momento en que se es consciente de ello, quizás por eso hay gente que aun existiendo físicamente está muerta y otras que agonizantes en lo material tienen una vida plena o abundante.
Nadie está seguro de nada, es verdad… aquel que todo lo sabe, que todo lo conoce, que todo lo comprende son ya finados, seres movidos por la inercia de la repetición, sin espacio, sin raíz a nuevos instantes, a nuevas miradas, a nuevas inquietudes…
Otoño es época de renovación (y no tiene que coincidir con la naturaleza), época de transformación, de vaciamiento, de dejar huecos para estar prestos a nuevas inquietudes, a nuevos hallazgos, a nuevos silencios, a nuevas luces, a sonrisas y caricias distintas… y a la vez semejantes, siempre algo nuevo y algo viejo, siempre algo igual y algo distinto para no perdernos en el desierto del desconcierto.
Morimos, Fernando, sin duda ninguna a cada instante para renacer al instante siguiente y aunque nos abrace el otoño y el invierno siempre hay lo más recóndito dentro de nosotros que nos alumbra en ese afán de descubrir, de embelesarnos, de gozar ante un simple rayo de luz o de hundirnos con la oscuridad de una noche cualquiera... y cuando ese brotar no aparece... es la nada
besos
PD. perdona la extensión, pero no deseo recortarlo.
siempre eres bienvenida en tus comntarios, sean largos o cortos...espero que de todas las formas mi hormiga sepa aguantar estos brotes de vértigo y alcance la orilla de la luz...un beso con mucho cariño María.
Me encanta Fernando. Y creo que comprendo lo que has querido expresar. Un abrazo
Vamos a ver...Al nacer comenzamos a morir, ¿no? Pues vivamos cada momento hasta que la muerte nos redima de la pesadumbre de ir muriendo...
Un abrazo.
.. no se cuánto tiempo de vida tienen las hormigas, imagino que poco expuestas además a cualquier pisotón, pero de una o de otra forma casi todo es tan relativo.. tan relativo..
.. un abrazo, poeta, y buen fin de semana..
Todos, más o menos, morimos lentamente. Lo que nos queda es intantar disfrutar del camino, en la medida de lo posible. A ratos, ocurre. Ayer fue uno de esos ratos. Un abrazo, Fernando, y un placer haberte conocido.
Hay belleza en las palabras que hablan de tristeza, porque la desesperanza, la desolación es negra, elegante y sobria.
Pero no hay que dejarse morir lentamente ni pasar de la carne que anhela compañía a la piedra que yace indiferente.
Sé que voy a morir de repente, de un día para otro, sin consumirme ni apagarme, porque se muere como se vive.
Un abrazo, Fernando.
Nada como el vertigo para saberse vivo,
asi duela.
Vivo... vive ; )
Quien no duda no vive.
Y quien duda nunca alcanzará la muerte emocional.
Vendrá la emoción como certeza firme que no se quedará pero será sustituida por la incierta sorpresa de que nunca los pájaros podrán ser silenciados.
Un abrazo (siempre emocionado)
De nuevo el otoño con su muerte mustia, muertes de las que duelen, en vida. Un abrazo.
Buenísimo texto, Fernando, que explica tan bien el terror que todos, creo, hemos sentido alguna vez, esa muerte del alma... pero dudo que sea tu caso. Hay instantes resecos (una vez escribí un poema sobre eso) cuando parece que ya nada vaya a despertar y, de pronto, una hoja tiembla, y el temblor, y la duda y la vida vuelven.
Un abrazo enorme.
Me gusta el Otoño Fernando,me gustan sus colores y también la tristeza de sus grises.
Yo también pertenezco a los que cada día morimos un poquito más,pero a veces algunas veces tengo mi breve instante de felicidad y entonces vuelvo a nacer.Y ese breve instante de felicidad es suficiente con una sonrisa.
Un abrazo.
Pues aprieta fuerte esas dos manos que tienes y silencia los pájaros de mal agüero. No te dejes vencer y piensa que la duda siempre gana, que es ese aliado por el que merece la pena apostar. Que sus silencios, son sólo el presagio de algo necesariamente bueno, que sólo los que aciertan están muertos. Piensa que las caricias se renuevan igual que los sueños. Que morir lentamente es vivir y que cuando te vea de nuevo, no quiero encontrarme con una piedra.
Un beso grande Fernando.
Y no olvides que todo es culpa del otoño. Me parece que hiciera mil otoños que nos vimos y sigue siendo el mismo.
Cuando uno llega que ya no puede andar más, que ha llegado al final del camino, descubre una nueva bifurcación que le lleva a una estación distinta.
Besos, Fer, en este último día de noviembre.
Me tome la libertad de tomar parte de tú fragmento y expresar lo que un día viví.
http://entretyyo.blogspot.com/2010/02/morir.html
Publicar un comentario