Porque el amor no fue lo que creímos
y las noches de pasión
fueron dos cuerpos,
sudorosos y hambrientos
en la cama,
cansados de luchar contra los vientos.
Porque fueron los besos
sólo un intercambio
de saliva –o eso es lo que dices-
con el gusto
del vino peleón del abandono
y las caricias el rastro de otras manos.
Porque no hay días mágicos
que puedan
llevarnos hasta otros territorios.
Y hasta el recuerdo, mi vida, es sólo el humo
de tantos cigarrillos compartidos
en sucias madrugadas.
Porque no sé si me quieres y te quiero.
Porque ya no hay teléfonos
que suenen
sobresaltando noches ni palabras
de amor tan cursis y tan bellas
como las que tú me jurabas cada instante.
Por eso, todo eso te quisiera
dormida entre mis brazos y sentir
en el calambre del hombro
esa dulce presión de tu cabeza.
Tu amor
y la rutina de estar juntos.
y las noches de pasión
fueron dos cuerpos,
sudorosos y hambrientos
en la cama,
cansados de luchar contra los vientos.
Porque fueron los besos
sólo un intercambio
de saliva –o eso es lo que dices-
con el gusto
del vino peleón del abandono
y las caricias el rastro de otras manos.
Porque no hay días mágicos
que puedan
llevarnos hasta otros territorios.
Y hasta el recuerdo, mi vida, es sólo el humo
de tantos cigarrillos compartidos
en sucias madrugadas.
Porque no sé si me quieres y te quiero.
Porque ya no hay teléfonos
que suenen
sobresaltando noches ni palabras
de amor tan cursis y tan bellas
como las que tú me jurabas cada instante.
Por eso, todo eso te quisiera
dormida entre mis brazos y sentir
en el calambre del hombro
esa dulce presión de tu cabeza.
Tu amor
y la rutina de estar juntos.
Rodolfo Serrano
F
6 comentarios:
Que hermoso. Me encantó. Un abrazo
Maravilloso,me ha dejado de piedra, encantado. Define perfectamente la huella del desamor.
Un placer ver a Rodolfo Serrano por aquí.
Sabe él muy bien que el amor acendrado se prueba en el crisol de las rutinas y de los calambres que provoca la cabeza amada en el hombro que la sostiene.
Y, sobre todo, sabe decirlo así de bellamente.
Gracias.
"Tan cursis y tan bellas" y después la rutina marca su territorio. Eso es el amor, como una cebolla a la que hay, de vez en cuando, que ir quitandole capas para ver si todavía queda alguna lágrima por la que luchar. Real y sincero poema, Rodolfo. Me encanta.
Besos
Perfecto retrato del amor que navega sin saber donde asentará sus pasos vacilantes, y que juega continuamente con los sentimientos de alguien que suele ser la víctima...enhorabuena por tu página...desde Zuhaitz-Ondoan de azpeitia
Lo cotidiano puede ser mejor que el bendito y revendido cuento de hadas del amor sublime. Siempre que lo cotidiano se aderece con amor. Al final... es amor... en la cubierta del Titanic o en la cocina haciendo la paella del domingo... amor.
Un abrazo,
Laura
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