No todas las cicatrices descansan en la piel.
No las busques,
porque no se ven. Para verlas
tendrías que cerrar los ojos.
No las busques,
porque no las puedes curar. Para curarlas
tendrías que abrir tu corazón.
No las busques,
porque no las puedes sentir. Para sentirlas
tendrías que amarme.
No las busques,
porque no me amas.
En las heridas del alma yacen diamantes celosos
que ocupan espacios oscuros de laberínticos secretos.
Sus cicatrices… no se ven.
Dolores Bernal
F
4 comentarios:
Ver las cicatrices supone saber la realidad antes de la herida.
Claro que para ello es necesario sentir, amar, buscar...
Todo ello antes de saber de las cicatrices.
Bello poema.
Esas cicatrices del alma que nunca curan. Abrazos.
Tienes que ser muy especial para dejarte ver mis recónditas cicatrices.
Gracias por vuestros comentarios y, nuevamente, gracias MIL, Fernando, por tus maravillosas ferias poéticas.
Besos
Un beso...
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