Es cierto, ya no estoy paseando por Les Tuileries ni estoy sentado en esas sillas verdes de los jardines de Luxemburgo mientras corredores de fondo dan vueltas, sofocados y sin parar, entre los parterres de flores.
Escucho a Billy Holiday, con esa voz de dolor y de olvido, y sucumbo en este tren de la noche para yo mismo absolverme de ser otro… para recorrerme a mi mismo hay una vía que dirige su tenue y lejana luz al horizonte.
Escucho a Billy Holiday, con esa voz de dolor y de olvido, y sucumbo en este tren de la noche para yo mismo absolverme de ser otro… para recorrerme a mi mismo hay una vía que dirige su tenue y lejana luz al horizonte.
F
3 comentarios:
¡Qué maravilla de relato poético!. Me ha encantado. Tiene todo lo que me gusta, hasta nombras a Billie Holiday y nunca había escuchado una definición mejor de su voz. El tren de la noche para recorrerse a sí mismo y la vía que te dirige al horizonte... increíble. Sin palabras.
Que bello poema!!
...sucumbo en este tren de la noche para yo mismo absolverme de ser otro…
maravilloso! te dejo un gran beso!
Hoy no quiero comentar ningún poema, sino un estado de ánimo que me invade mientras leo tus versos con música de fondo sin palabras, cuando empiezan a cantar la corto, porque me distrae... ¿por donde iba?
Ah sí, el estado de ánimo... melancólico, sensual, lento, recogido...
También necesito absolverme de mí misma...
Un abrazo, Fernando.
Publicar un comentario