Hay tardes que traen en las horas todo lo perdido,
escancian su tiempo como a una sidra de manzanas ácidas.
Un revoloteo de pájaros
es la ensenada luminosa donde escondernos,
la voz que en lo frágil se desvanece,
mientras entre las drizas del viento, cálido y veraz,
las hojas de los árboles recuerdan siempre un nombre.
Ahoga el silencio la palabra,
ella no deja de ser una nueva quimera,
el renglón donde depositar la férrea unión,
la dúctil nada,
todos los olvidos tienen esa silaba
en alguna parte de su lengua:
dan pie a una anatomía.
Un puente arriba hasta el fondo del alma,
se hace del sopor que trae el estío
y entre los párpados húmedos de piedra
alguien se estremece junto a su sombra
y la oscura densidad que lleva el río.
escancian su tiempo como a una sidra de manzanas ácidas.
Un revoloteo de pájaros
es la ensenada luminosa donde escondernos,
la voz que en lo frágil se desvanece,
mientras entre las drizas del viento, cálido y veraz,
las hojas de los árboles recuerdan siempre un nombre.
Ahoga el silencio la palabra,
ella no deja de ser una nueva quimera,
el renglón donde depositar la férrea unión,
la dúctil nada,
todos los olvidos tienen esa silaba
en alguna parte de su lengua:
dan pie a una anatomía.
Un puente arriba hasta el fondo del alma,
se hace del sopor que trae el estío
y entre los párpados húmedos de piedra
alguien se estremece junto a su sombra
y la oscura densidad que lleva el río.
F
6 comentarios:
Y mientras algunos recuerdos se dejan llevar por un río, yo me dejo llevar por tus versos, siempre a la deriva de las palabras...besos, poeta
"Hay tardes que traen en las horas todo lo perdido,
escancian su tiempo como a una sidra de manzanas ácidas"
Hay días, horas, segundos... que nos traen todo lo perdido.
¡Cuánta razón hay en tus versos!
Un abrazo.
!qué ricas las manzanas ácidas!
Una tarde propicia para una muy buena reflexión poética. Abrazos.
Hay tardes así.
Hay ríos así.
Y eso que el otro día hice una foto parecida desde el Puente de Santiago y no me salió tan azul el Ebro ni los reflejos tan nítidos.
Pero la poesia se mascaba.
Un abrazo.
Nunca he visto el río Ebro con esos reflejos azules cuando pasa bajo el Puente de Piedra -cruzando Zaragoza-.Te quedó precioso el poema. Te lo copio para re-publicarlo en mi página -eN un mes- Besos. PAQUITA
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