Me he perdido en ti. Un pájaro me trae tu llamada o el ansía de ser tuyo. Vivo en el río, oscuro y denso, en un margen de silencios y de lágrimas. Noches sin huidas al lado de ese alcohol y de la música. ¿Qué me traes en la sangre que me empapa? Algo me dice que tienes un fondo azul entre tus labios, algo para recordar en las cenizas. Quizás mañana el río sea menos duro y tu voz sólo sea el horizonte, sin márgenes de silencios y de lágrimas.
7 comentarios:
Anónimo
dijo...
Que se desdibuje la margen de silencios y de lágrimas, que el río sea menos oscuro y más ligero, todos esperamos mareas más propicias, o al menos las soñamos
"¿Qué me traes en la sangre que me empapa? Algo me dice que tienes un fondo azul entre tus labios, algo para recordar en las cenizas."
Ese conocimiento, que es más bien reconocimiento, y quiere ser algo digno de recuerdo, suspende la vida cotidiana. Mareas azules que vemos moverse en otros y nos arrastran. Bien captado:-)
Es hermoso perderse en alguien. Perderse, sentirse anidado en otro sentir, en otro amar, recorrer otro paisaje, otros sueños, conjugarlos con los propios o simplemente vivirlos. Y llega el momento donde también eso adquiere el otro aspecto del perder, y es terminar, acabar, desaparecer o alejarse. Entonces nos sentimos, quedamos como aparcados, en ese “margen de silencios y lágrimas” y las noches se eternizan y las fantasías y los sueños divagan sin cesar en nuestro pensamiento. Mañana, ese mañana que parece no llegar nunca, sea posiblemente un río de quimeras, quizás ellas amansen su curso y las aguas discurran algo más tranquilas… pero que lento nos parece su transcurrir.
7 comentarios:
Que se desdibuje la margen de silencios y de lágrimas,
que el río sea menos oscuro y más ligero,
todos esperamos mareas más propicias, o al menos las soñamos
un beso transatlántico
"¿Qué me traes en la sangre
que me empapa?
Algo me dice
que tienes un fondo azul
entre tus labios,
algo para recordar en las cenizas."
Ese conocimiento, que es más bien reconocimiento, y quiere ser algo digno de recuerdo, suspende la vida cotidiana.
Mareas azules que vemos moverse en otros y nos arrastran.
Bien captado:-)
Yo también quiero perderme en ese horizonte sin márgenes.
Precioso, Fernando.
Un abrazo.
Este poema lleva cosido el amor en cada letra, como un suspiro cuyo único deseo es cubrir el alma de la mujer amada.
¡Gracias querido Fernando!
Besos en domingo.
Precioso poema, Fernando. Me encanta tu blog, porque me encanta tu poesía, que he tenido el gusto de conocer gracias a Pura.
Un abrazo.
.. a veces parece que nos perdemos en esos márgenes que nos hacen desear aún más a la persona amada..
.. un abrazo, poeta..
Es hermoso perderse en alguien.
Perderse, sentirse anidado en otro sentir, en otro amar, recorrer otro paisaje, otros sueños, conjugarlos con los propios o simplemente vivirlos.
Y llega el momento donde también eso adquiere el otro aspecto del perder, y es terminar, acabar, desaparecer o alejarse. Entonces nos sentimos, quedamos como aparcados, en ese “margen de silencios y lágrimas” y las noches se eternizan y las fantasías y los sueños divagan sin cesar en nuestro pensamiento.
Mañana, ese mañana que parece no llegar nunca, sea posiblemente un río de quimeras, quizás ellas amansen su curso y las aguas discurran algo más tranquilas… pero que lento nos parece su transcurrir.
Feliz domingo.
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