¿Puedes pasarme el agua? Y lo dijo así, como quien en una comida de trabajo pide el agua al comensal sentado tres puestos más allá, como si no pasara nada, convencido de que, una vez más, se saldría con la suya. Apreté la servilleta que tenía sobre las rodillas y todavía me hacían daño las manos por lo del día anterior.
¿Puedes pasarme el agua, por favor?
La jarra estaba en el centro de la mesa; ni siquiera era la botella de agua mineral que había comprado el sábado. Después de pasar toda la noche en la cocina bebiendo tila no quedaba más que abrir el grifo para saciar su sed, o acaso para no darle más vino.
Te he dicho que me pases el agua.
Antes de marcharme, le tiré la jarra por encima.
Almudena Vidorreta
F
¿DE QUÉ TE SIRVE?...
Hace 15 horas
5 comentarios:
No son modales, pero supongo que sus motivos tendría, seguro. Me gustó el microrelato, Almudena.
Besos para los dos.
Cuantas veces he tenido que frenar mis impulsos para no hacer algo semejante y que bien me hubiese quedado.
¡Un dia lo hare!
Con dos OVARIOS, si señor. Lástima que, hace cuarenta años o más, las mujeres(por lo menos algunas)no tuvieran ni el respaldo social ni familiar ni económico. Ni los ovarios necesarios para largarse,si no por ellas, por sus hij@s. Y si el maltratado fuera un hombre opinaría exactamente lo mismo. Que haylos, los hay.
Bravo!!! Me encanta tu micro relato Almudena.
P.D. Anónimo: No lo pienses HAZLO!!!
Besos
Bien hecho. Se lo ha ganado.
Abrazos.
Que hay diferentes formas de hacerlo, el caso es hacerlo.
Besos
Alba
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