En la hora incierta soy el peligro.
Cada vez más certero
no ahondo en el abismo,
soy mi propio abismo.
La fuente donde manan los relámpagos,
el círculo del fuego,
la atalaya herida por silencios.
Podría vanagloriarme de la ternura
y exhibirme entregado al amor de una boca
o al mero placer de una noche y su hembra
como si mis manos no me condenaran
y en las yemas de mis dedos arreciara el deseo
como huellas húmedas y fecundas.
Pero sé de demoliciones,
esas quimeras en que me abrasan los días,
y sé de la desolación
reflejada en los muros agrietados
como recodos que el tiempo,
mi tiempo, no supo olvidar.
Para cruzar este río oscuro de la noche
sólo me someto a la lluvia,
al viento de abril,
a todas las mentiras
que cuento y que me creen
y a esa pequeña idea que perdura....
siempre hay tiempo para la resurrección.
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8 comentarios:
Hola... gracias por tu visita, eres bienvenido siempre. Tuve la curiosidad de pasar a tu espacio y me quedé maravillada. Tu poesía es hermosa, profunda, viva...
Regresaré siempre..
Un abrazo!
Si, siempre hay tiempo para la resurrección...
Besos.
El mero placer de una noche..no te llenaria...
En esta andadura nuestra, todos cruzamos "horas inciertas", todos caemos en nuestros propios abismos y nos demolemos, nuestras vanaglorias pasadas nos parecen futiles, pero tanto la incerteza como la dicha sucumben siempre para dar paso a la resurrección de las horas que todavía nos quedan por vivir.
¿Cruzamos horas tristes Fernando? Pues sólo hay que esperar la próxima resurrección.
Besos.
Vengo gracias a Maribel y Sandra Garrido pues me hicieron descubrir tu poesía, bella y limpia de artificios, me ha gustado mucho el blog, asi que estaré por aquí. Un saludo
Como un Ave Fénix, siempre.
Me ha gustado mucho descubrir otro matiz en tu poesía.
Los abismos más profundos siempre son los que anidan dentro de nosotros.
Lo he leído con emoción.
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Mientras quede la esperanza todo es posible.
Besos
Alba
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