A veces estoy solo y miro en silencio las paredes desnudas
donde la luz del atardecer asciende despacio hacia el techo.
Después, como todos los senderos, desaparece
y la luz amarillenta de las lámparas,
inmóviles,descansan mi mirada…
ahora el hilo conductor del anochecer
es solo el tamborileo lento de mi corazón.
f.
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