Las sílabas de la noche
nos nombran como un murmullo:
ellas saben del laberinto...
La humedad del sueño
trae en sus dedos voces de muy adentro,
el pozo donde se hunde el silencio,
mientras la piel aprende a deshacer los viejos nudos
para que cada sílaba pueda tiznar de luz a un nuevo sentido.
f.
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