Rebrota la sed y esa estancia en la sombra se llena de ti.
En tus labios siento húmeda la eternidad,
un aleteo de pájaros,
el vuelo de algún ángel y el silencio
elevado sobre mi cuerpo,
ardiendo en la piel,
como la última caricia que me das.
f.
La poesía es un arma que se dispara sola como el amor de un loco
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