La hora hincada en la palabra
sujeta el cadalso del amanecer.
Se dibujan sin matices las frases que son calles, avenidas,
arbolado, edificios públicos cerrados, hoteles e iglesias
donde todavía duerme el vertebrado mundo.
Solo siento el gorgoteo cansino de las palomas en las plazas,
y los hombres que con sus mangueras limpian
el resto sucio y acumulado de la humanidad.
Volvemos de la noche...
f.
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