Hurgar dentro,
donde duelen las palabras
que nombran lo que saben
mientras el viento remueve las hojas caídas
y las calles vacías
sostienen el eje de la luz y de la sombra.
No solo somos el fuego y la lluvia,
somos el miedo
y el crujido del silencio
cuando dejamos huellas de agua
al abandonar sin decir adiós...
esa puede ser la sensación
que dejas al dar tu espalda
y alejarte al amanecer.
f.
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