De nuevo he roto el quiebro del amanecer,
he viajado por campos desiertos,
he sostenido mi voz y mi voluntad contra el viento.
Quizás tenga ese dolor interno
en esos veinte gramos de esencia,
al que algunos llaman alma
y yo la siento como una invisible celulosa,
en el que siempre se han grabado
todas las raíces y todos los recuerdos.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario