Los verbos del viento nacen de la sombra
y en él se urden senderos oscuros y la lumbre de todas las ausencias.
Cuando me nombra el viento temo ser la víctima o el verdugo,
su ira implacable trae a mis manos el olor de la sangre...
¿Qué hacer con esta condena de lobo solitario
contemplando la noche como una ánfora de mimbre
por donde se va vertiendo la vida?
f.
1 comentario:
~…el viento arremolina al poeta,
al filósofo, a los que aúllan; ofrenda el verbo.
El solitario grita dentro de la tierra,
al adentrar las manos ve que no son las únicas
bañadas de sangre.
La vida va vertiendo la telaraña
los “senderos oscuros”,
donde muchos son “victima o verdugos”…!~
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