Devora el invierno la noche sin astros.
Que sincero es el frío,
que sincera la soledad que dibuja mi sombra,
alzada y amarilla debajo de la luz,
debajo de la noche.
Quiebra el vaho las palabras
y su cuerpo anda en mi abrazo como un anhelo triste,
con la brusca ansiedad compartida,
mientras sus labios cortados y ebrios
buscan en mí alguna respuesta que no sepa a ginebra.
Que sincero es el frío,
que sincera la soledad que dibuja mi sombra,
alzada y amarilla debajo de la luz,
debajo de la noche.
Quiebra el vaho las palabras
y su cuerpo anda en mi abrazo como un anhelo triste,
con la brusca ansiedad compartida,
mientras sus labios cortados y ebrios
buscan en mí alguna respuesta que no sepa a ginebra.
2 comentarios:
Amaneceres camino de casa, pensando que "nada" es lo que era, ni "lo que era" llegará a lo que pudo ser..
Un abrazo,
Tristes inviernos, tan fríos..., son tesoros los abrazos.
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