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Se fue el silencio abierto en la luz,
derramado en el canto dolorido del amanecer.
Llegaron los pájaros,
la brisa contuvo el aliento entre los pinos.
Solo, junto a mí,
respiraba el contorno perfecto de un ángel.
Su cuerpo desnudo palpitaba entre mis manos
y en mis labios quedaba el sabor de su boca
a un vino rojo con aroma de especias.
Rosas deshojadas se perdían junto a sus alas,
mientras apoyaba en mi pecho su cabeza,
durmiendo todavía,
en el temblor ardiente de la sombra.
Zbigniew Preisner: Música de La doble vida de Veronica
2 comentarios:
Se palpa la ternura y el deslumbramiento de la mirada enamorada. Hermoso y sensual.
Venir a esta casa es, siempre, garantía de leer lo mejor. Abrazos.
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