Tanto andar en los infiernos y sigo siendo carne,
ni Dante tuvo este innombrable retorno.
Me encuentro en las huellas que habité,
en los resquicios de hurgar adentro,
en la luz invisible donde me ahogo,
en las noches sin lumbre respirando en la boca del lobo.
Vuelvo a beber y exprimo un limón en mi boca,
el ácido despeja las entrañas y deshace los nidos de nostalgia.
Hay lágrimas y viento en mi mirada,
un colirio benéfico para sentirme vivo.
Mis manos saben de sostener la incertidumbre
o de ahogar en su puño el pálpito de un pájaro.
Cada cierto tiempo se agrupan los astros para mí,
silenciosos dibujan sus mapas,
bitácoras de viajes, difusas islas interiores,
ardientes desiertos donde solo existe la sed,
playas solitarias y selvas vírgenes
con unas pocas aves y pequeños monos aulladores.
En esa noche Beatriz se deshilacha en el fuego,
sus labios no saben pronunciar una verdad,
solo escribe temblorosa con tiza roja
las palabras que ya nunca volverán a nosotros,
en mi piel deja sus cicatrices
y me pronuncio al amanecer
como si los años cayeran de golpe y fuera ya un anciano.
ni Dante tuvo este innombrable retorno.
Me encuentro en las huellas que habité,
en los resquicios de hurgar adentro,
en la luz invisible donde me ahogo,
en las noches sin lumbre respirando en la boca del lobo.
Vuelvo a beber y exprimo un limón en mi boca,
el ácido despeja las entrañas y deshace los nidos de nostalgia.
Hay lágrimas y viento en mi mirada,
un colirio benéfico para sentirme vivo.
Mis manos saben de sostener la incertidumbre
o de ahogar en su puño el pálpito de un pájaro.
Cada cierto tiempo se agrupan los astros para mí,
silenciosos dibujan sus mapas,
bitácoras de viajes, difusas islas interiores,
ardientes desiertos donde solo existe la sed,
playas solitarias y selvas vírgenes
con unas pocas aves y pequeños monos aulladores.
En esa noche Beatriz se deshilacha en el fuego,
sus labios no saben pronunciar una verdad,
solo escribe temblorosa con tiza roja
las palabras que ya nunca volverán a nosotros,
en mi piel deja sus cicatrices
y me pronuncio al amanecer
como si los años cayeran de golpe y fuera ya un anciano.
F
5 comentarios:
Muchos sueños, muchas ilusiones, triunfos y fracasos, amores y desamores, certezas y temores, recuerdos..., una vida intensa, un poema intenso.
Buenas noches, o buenos días, no sé muy bien, es esa hora incierta...
Tu poema es una punzada al corazón, es sumergirse en un baño de nada.
Terrible y bello.
M.
Cuida con las Beatrices... dejan cicatrices...
Besicos
Vaya.
Te leo muy grande. Me he emocionado en muchos de estos versos.
Quiero venir a una campana. Me apetece mucho.
Besicos
Estás inmenso, poeta, en estos versos que hablan del recuento del desamor, de los días en los que todo te recuerda al abismo... la carne y el espíritu mezclados y confundidos...
Pero sin amor no existiría el desamor.
No importa que te dejen, pienso yo, es mucho peor no haber amado o que nadie te haya amado.
Un beso, Fernando.
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