Janis solo era unas cenizas en la playa de Stinson,
una mirada al oeste donde se pone el sol todos los días
aunque yo estuviera bebiéndome aquellas noches
una tras otra como gintonics de Gordon’s
y Buried Alive in the Blues sonase sin su voz
en la vieja sinfonola del Pub.
Había noches que se alargaban con la argucia de desaparecer,
te rodeaba una compañía silenciosa,
te besaban unos labios ávidos,
con tus manos descubrías la umbría de la carne
y no importaba gran cosa lo que pudiera traer el alba,
tan solo existía esa sensación de hastío,
incontrolable, que te reserva de vez en cuando la vida.
una mirada al oeste donde se pone el sol todos los días
aunque yo estuviera bebiéndome aquellas noches
una tras otra como gintonics de Gordon’s
y Buried Alive in the Blues sonase sin su voz
en la vieja sinfonola del Pub.
Había noches que se alargaban con la argucia de desaparecer,
te rodeaba una compañía silenciosa,
te besaban unos labios ávidos,
con tus manos descubrías la umbría de la carne
y no importaba gran cosa lo que pudiera traer el alba,
tan solo existía esa sensación de hastío,
incontrolable, que te reserva de vez en cuando la vida.
F
2 comentarios:
Me ha gustado ese final hastiado e incontrolable.
Por dios, Janis es cenizas y es sal... me encanta, Fernando.. ais qué mal lo voy a pasar para hacerte tu post :)
Besicos
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