Fue la carne, mi carne hurgada por tus labios, devota de esa hora del frío en que tu boca dirimía sus propósitos en ella y del fuego, nunca consumido por los dos en el trasiego duro de otro amanecer, cuando tú crecías en el alba y eras tierra honda y fecunda de susurros sobre mi. Mientras, el sol peregrinaba por los visillos, todavía austero, rojo e indeciso, buscando iluminar la espalda en cueros de tu cuerpo. Tu cuerpo, que encendido y vibrante, seguía derramándose en lluvia sobre mi, y yo me empapaba de ti, ciego, loco, sin saber reconocer donde empezaba y acababa el sueño.
13 comentarios:
la carne, sin saber, uff
Besos
La pasión que inunda!!! Abrazos.
Allí donde acaba el sueño
comienza siempre la carne.
Un abrazo.
Sensual...
Seductor...
Sensible...
Besos,
Preciosa canción a la pasión, al deseo, al amor.
Sueño? Creo que realidad de muchos apasionados.
Besos
vaya y yo perdiendome estos poemas tan bellos, repletos de sensualidad, despertando mis sentidos aletargados...
De acuerdo, nunca es tarde. Me gustaron mucho estos versos, bebiendo de su fuente, de su amor y sensación, de la pasión y el deseo.
Una belleza.
saludos.
seguro q era un sueño????.... q pena.... un abrazo amigo.
Milagros de la percepción carnal en la duermevela.
Abrazos.
que sueño más guaiiii!!!
Esta noche lo leeré antes de irme a dormir. A ver qué sueño. Sólo por curiosidad...
besos,
b.
Fue más bien el calor...
;)
Besicos
A veces la realidad es más fugaz que los sueños.
Muero en tus letras.
Te beso Fernando.
M.
La carne, el cuerpo, el alma, todo junto, o no, amar es lo que importa.
Besos.
Esos tórridos amaneceres...
Un beso
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