La poesía es un arma que se dispara sola como el amor de un loco

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martes, 1 de junio de 2010

Enciérrame despacio








Enciérrame despacio en la algarabía,
en el tumulto de pájaros negros que te habitan,
en la sangre y en tu silencio de níquel,
en el sabbat desprendido de los siglos
con tu boca encimada a la mía,
buscando ecos salvajes
dentro de lo imposible de mi lengua.
Átame despacio,
ausente todavía
recoge en mi espalda tus pechos,
tus dagas silvestres azoradas,
derrama, como una condena en mi piel,
tu aroma a selva,
húmeda en la lluvia fogosa y arbolada,
helechos extendidos en el tapiz de nuestro juego.
Batallas en la guerra sin victorias.
Prisionera de mí,
ardiente, entregada,
moribunda entre las gotas de tu sed y un puñado de arena,
devora el cálamo extenuado por tus manos,
la urgencia desleal de los besos
entre la luz y la derrota de tu vientre,
el espasmo, el órdago de la tierra,
la desnudez de los dos
envueltos en la fiebre
y en el calor sagrado e incontenible de tu sexo.




F



4 comentarios:

ybris dijo...

Un amor o deseo que suena a oración.
Ya quisieran muchas oraciones ser tan ardientes.

Un abrazo.

ANRAFERA dijo...

Excelente poesí. Ardiente, intima, pasión...felicitaciones. Saludos

Lamia dijo...

La Tierra debería enviarnos más de esos órdagos....

MarianGardi dijo...

Querido Fernando sigues creciendo en el erotismo de tu sensualidad.
Bella carga erótica que definen tus versos.
Besos

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