Hemos viajado lejos
hasta el instante en que los dos
hemos muerto en el otro.
Ahora hay espacio para las nubes
y vuelan las palomas del anochecer
buscando lo inabarcable.
No soy yo, soy solo una canción que suena en tus oídos.
Todas las sílabas que pronuncio se mecen en el viento
y tienen rémoras de flores y colores de Epifanía.
No llueve y sin embargo siento la humedad en los huesos.
Afuera hay una letanía de susurros y aullidos lejanos de perros.
Mis labios se pierden en el envés de tu piel,
en la espalda donde me guarezco
mientras intento dormir oyendo respirar tu sueño.
El silencio abarcará con sus dedos de araña el resto de la noche.
hasta el instante en que los dos
hemos muerto en el otro.
Ahora hay espacio para las nubes
y vuelan las palomas del anochecer
buscando lo inabarcable.
No soy yo, soy solo una canción que suena en tus oídos.
Todas las sílabas que pronuncio se mecen en el viento
y tienen rémoras de flores y colores de Epifanía.
No llueve y sin embargo siento la humedad en los huesos.
Afuera hay una letanía de susurros y aullidos lejanos de perros.
Mis labios se pierden en el envés de tu piel,
en la espalda donde me guarezco
mientras intento dormir oyendo respirar tu sueño.
El silencio abarcará con sus dedos de araña el resto de la noche.
F
6 comentarios:
A tan inmensa distancia no falta espacio para la piel y para el silencio del resto de la noche.
Abrazos.
"soy solo una canción que suena en tus oídos"...sí, a veces es todo.
Besos
"El silencio abarcará con sus dedos de araña el resto de la noche"
Bellisimo.
Besos.
Qué triste es contemplar como se apaga una llama durante una noche eterna...
Un saludo.
es una dulcísima muerte...lenta y húmeda
preciosos versos Fernando
Felicitaciones
besos
Bello!!!!, muy bello.
Saludos
María PIlar
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