Tuvo el tiempo su demora de niebla,
la herida en la luz,
la flecha rebuscando el alba.
Escuché una voz,
entró en lo oscuro
y me habló despacio
con las sílabas que trae el silencio.
Desnuda en la lágrima fue la sal,
el pequeño recuerdo del océano.
El amanecer se llevó su sombra,
mi nombre y los últimos besos de la noche.
3 comentarios:
Simplemente: un hermoso poema. Abrazos.
Te invitamos al reto
http://loscaballerosdeladamadecristal2.blogspot.com/
Contamos con tu presencia.
Saludos
Los Caballeros de la Dama de Cristal
Así son las voces que de verdad convocan.
Abrazos.
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