MANUEL FOREGA
Quevedo- caballero de la tabla redonda. D’Artagnan- poeta consumido por el ciego amor. Góngora –tal- vez- tabernario sin alcohol, Mostesquieu- libertario recorriendo los ríos trucheros turolenses...Ojos claros, penetrantes, ojos que ríen, que escrutan y analizan, que hablan con otros ojos, que sueñan llanuras o escarpadas cumbres. Poeta. Creador y propietario perpetuo de la carcajada estentórea, profunda, seductora en sí y por sí, risa que conmueve los muros de la indiferencia, carcajada noble, apresurada mensajera de amistad y franqueza, gesto que derriba voluntades contrarias. Poeta. Delicado en apariencia, casi frágil, facciones finas, afiladas por esas frondosas pilosidades donde se refugian las volutas del humo poético de sus cigarrillos manufacturados. Poeta. Caballero de vieja armadura cabalgando sobre la nueva acracia mientras ordena ideas y desarrolla actas que pasarán a los anales de las Secretarías Generales de todas las Asociaciones Cósmicas. Poeta. Besador pudoroso y ciego de damas esenciales, muñidor de versos diarios, tantos como días tiene uno de sus años o sea 333... Ganador de amigos y premios que le merecen a él. Poeta. No he dicho Manuel, no hace falta. No he dicho Martínez, para qué. Es un poeta a quien llaman FOREGA y que ha merecido un Diccionario de Términos Foreguianos que recorre y adapta al foreguismo todo cuanto atañe al poeta. Viajero impenitente en tiempos de penitencia nacional. Pescador por derecho. Ensayista, crítico, traductor y traducido y, ademenos, por y sobre todo, amante y amado. Ella está aquí y sus grandes ojos no hacen preguntas porque tienen todas las certezas.
¿Sus obras? Las miráis en Internet. Todo, todo está en su blog: poesía, ensayo, traducciones, relatos y antologías...Aquí no venimos a hablar de libros, sino de personas que los escriben y que dicen cosas como ésta:
Que la esfinge prosiga su hierático destino,
que permanezca dormida Kéops,
Nereo en su cueva marina,
Delfos adherido a su Pitón,
ciego Tiresias en el Hades...
Yo quiero
tus labios, tus labios vivos...
FERNANDO SARRÍA
Fernando es como una explosión incontrolada, una devastadora cascada de versos húmedos, cálidos, luminosos o, también muchas veces nostálgicos, pero siempre íntimos, buscadores de penumbras, caminos, faros o trenes nocturnos, puertos, ciudades de siempre que él convierte en misteriosas, puentes , caminos, alcobas donde la fantasía se deshace en pliegues de sábanas perfumadas de pieles estremecidas o arrasadas por la fuerza del deseo.
Sarría es temperamento, ciclón, torrente que arrasa y domina el paisaje poético pero que , cuando pasa, se remansa en rincones lúcidos de sensibilidad atormentada por el deseo de ser y permanecer, de tener y ser tenido...
Fernando Sarría posee un físico potente. En su rostro, rotundo, barba espesa, los ojos en guardia escrutadora, mirada efervescente que se refugia tras los cristales de sus gafas, y una voz imperativa, vehemente, que se transforma y modula cuando recita sus poemas...
Cada parte de su cuerpo está en incesante actividad, se mueve como queriendo controlar el espacio que le rodea y cada centímetro de su cuerpo trasmite esa inquietud de una mente, activa y despierta, que desgrana constantemente formas y sentimientos que Fernando, el poeta, no tiene más remedio que trasladar a su libreta de versos y al universo luminoso y multiforme de sus blogs
En fin, Fernando es un poeta que desea, sobre todo, transmitir el deseo de ser querido. Y a fe mía que lo consigue porque ¿quién no puede querer a un niño grande que clama en los desiertos del amor utópico con la voz del sentimiento, la nostalgia o el deseo de que se haga realidad el sueño de la percepción amorosa? ¿Quién no ha deseado amar hasta lo imposible todo lo susceptible de ser amado? Por esos caminos
Camina Fernando Sarría cada instante con el equipaje de la palabra y nos cuenta y descubre mil emociones al escribir, por ejemplo:
Detrás de mis manos tu piel buscó la luz.
Un rayo se hizo de la noche
mientras la lluvia inundaba mi vientre
y tus labios hablaban despacio de todo lo importante.
En fin. feliz Fiesta de la Poesía, bienvenidos todos, adelante los poetas y,
los que no lo conozcan, mucho cuidado con el perro
Miguel Ángel Yusta
Quevedo- caballero de la tabla redonda. D’Artagnan- poeta consumido por el ciego amor. Góngora –tal- vez- tabernario sin alcohol, Mostesquieu- libertario recorriendo los ríos trucheros turolenses...Ojos claros, penetrantes, ojos que ríen, que escrutan y analizan, que hablan con otros ojos, que sueñan llanuras o escarpadas cumbres. Poeta. Creador y propietario perpetuo de la carcajada estentórea, profunda, seductora en sí y por sí, risa que conmueve los muros de la indiferencia, carcajada noble, apresurada mensajera de amistad y franqueza, gesto que derriba voluntades contrarias. Poeta. Delicado en apariencia, casi frágil, facciones finas, afiladas por esas frondosas pilosidades donde se refugian las volutas del humo poético de sus cigarrillos manufacturados. Poeta. Caballero de vieja armadura cabalgando sobre la nueva acracia mientras ordena ideas y desarrolla actas que pasarán a los anales de las Secretarías Generales de todas las Asociaciones Cósmicas. Poeta. Besador pudoroso y ciego de damas esenciales, muñidor de versos diarios, tantos como días tiene uno de sus años o sea 333... Ganador de amigos y premios que le merecen a él. Poeta. No he dicho Manuel, no hace falta. No he dicho Martínez, para qué. Es un poeta a quien llaman FOREGA y que ha merecido un Diccionario de Términos Foreguianos que recorre y adapta al foreguismo todo cuanto atañe al poeta. Viajero impenitente en tiempos de penitencia nacional. Pescador por derecho. Ensayista, crítico, traductor y traducido y, ademenos, por y sobre todo, amante y amado. Ella está aquí y sus grandes ojos no hacen preguntas porque tienen todas las certezas.
¿Sus obras? Las miráis en Internet. Todo, todo está en su blog: poesía, ensayo, traducciones, relatos y antologías...Aquí no venimos a hablar de libros, sino de personas que los escriben y que dicen cosas como ésta:
Que la esfinge prosiga su hierático destino,
que permanezca dormida Kéops,
Nereo en su cueva marina,
Delfos adherido a su Pitón,
ciego Tiresias en el Hades...
Yo quiero
tus labios, tus labios vivos...
FERNANDO SARRÍA
Fernando es como una explosión incontrolada, una devastadora cascada de versos húmedos, cálidos, luminosos o, también muchas veces nostálgicos, pero siempre íntimos, buscadores de penumbras, caminos, faros o trenes nocturnos, puertos, ciudades de siempre que él convierte en misteriosas, puentes , caminos, alcobas donde la fantasía se deshace en pliegues de sábanas perfumadas de pieles estremecidas o arrasadas por la fuerza del deseo.
Sarría es temperamento, ciclón, torrente que arrasa y domina el paisaje poético pero que , cuando pasa, se remansa en rincones lúcidos de sensibilidad atormentada por el deseo de ser y permanecer, de tener y ser tenido...
Fernando Sarría posee un físico potente. En su rostro, rotundo, barba espesa, los ojos en guardia escrutadora, mirada efervescente que se refugia tras los cristales de sus gafas, y una voz imperativa, vehemente, que se transforma y modula cuando recita sus poemas...
Cada parte de su cuerpo está en incesante actividad, se mueve como queriendo controlar el espacio que le rodea y cada centímetro de su cuerpo trasmite esa inquietud de una mente, activa y despierta, que desgrana constantemente formas y sentimientos que Fernando, el poeta, no tiene más remedio que trasladar a su libreta de versos y al universo luminoso y multiforme de sus blogs
En fin, Fernando es un poeta que desea, sobre todo, transmitir el deseo de ser querido. Y a fe mía que lo consigue porque ¿quién no puede querer a un niño grande que clama en los desiertos del amor utópico con la voz del sentimiento, la nostalgia o el deseo de que se haga realidad el sueño de la percepción amorosa? ¿Quién no ha deseado amar hasta lo imposible todo lo susceptible de ser amado? Por esos caminos
Camina Fernando Sarría cada instante con el equipaje de la palabra y nos cuenta y descubre mil emociones al escribir, por ejemplo:
Detrás de mis manos tu piel buscó la luz.
Un rayo se hizo de la noche
mientras la lluvia inundaba mi vientre
y tus labios hablaban despacio de todo lo importante.
En fin. feliz Fiesta de la Poesía, bienvenidos todos, adelante los poetas y,
los que no lo conozcan, mucho cuidado con el perro
Miguel Ángel Yusta
Gracias amigo...
4 comentarios:
No, no pude estar. Mi ojo, recién operado y malito, no me lo permitió. Pero una bella voz amiga puso marco de luces a esas palabras. Gracias. gracias, gracias.
y... ¡Volveré! jajaja.
Besos.
¿Quién ha dicho que no estaba?
Besos para todos y tú, Miguel Ángel, cuídate.
Se me olvidaba, me encantó todo, del principio al fin, desde las palabras de Miguel Ángel dichas por Luisa, hasta la actuación de Cuidado con el perro, pasando por la lectura de sus poemas de los poetas Fernando y Manuel.
Besos.
Lujo de presentadores, lectores y asistentes.
A mí me entra envidia de quienes sí estuvieron.
Abrazos y enhorabuena.
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