Hoy quisiera estar en Venecia, solo, andando por sus calles semidesiertas después del carnaval y con los restos del paso de las máscaras y la algarabía que da esta fiesta.
Hoy quisiera cruzar los canales, los pequeños, por esos puentes minúsculos sintiendo la humedad y mirando su cielo grisáceo de mediados del invierno.
No sé si el aqua está alta estos días, o sencillamente sigue dando esa sensación de herrumbre y desaparición, el saber que inexorablemente Venecia se hunde milímetro a milímetro y ya no en las aguas de donde ha nacido sino en el olvido, en el anacronismo de un momento de la historia pasado y que aún siendo largo no deja de ser fugaz como todo lo que desde la distancia deja sentir el tiempo.
Hoy soy Venecia inundada, una calle con sus casas antiguas, un puente sin mayores alardes que la piedra, un canal de aguas oscuras y dormidas...la sombra de un hombre debajo de un sombrero negro llevándose calle abajo su silencio.
Hoy quisiera cruzar los canales, los pequeños, por esos puentes minúsculos sintiendo la humedad y mirando su cielo grisáceo de mediados del invierno.
No sé si el aqua está alta estos días, o sencillamente sigue dando esa sensación de herrumbre y desaparición, el saber que inexorablemente Venecia se hunde milímetro a milímetro y ya no en las aguas de donde ha nacido sino en el olvido, en el anacronismo de un momento de la historia pasado y que aún siendo largo no deja de ser fugaz como todo lo que desde la distancia deja sentir el tiempo.
Hoy soy Venecia inundada, una calle con sus casas antiguas, un puente sin mayores alardes que la piedra, un canal de aguas oscuras y dormidas...la sombra de un hombre debajo de un sombrero negro llevándose calle abajo su silencio.
3 comentarios:
Yo quisiera estar hoy bajo las hojas del hayedo, protegida del frío y del viento.
Quién pudiera, Fernando, quién pudiera.
Y más en la dulce soledad de una cálida compañía en el silencio de las manos juntas.
Un abrazo sin máscaras.
Tenemos gustos parecidos, hoy quisiera también yo estar en Venecia, sola, recorriendo sus calles que no sé si llegaré a ver porque se aneguen, o porque lo haga yo.
Preciosa reflexión, Fernando, un beso.
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