Me dicen que el tiempo lo posee todo y el hombre desgrana en sus manos la tierra, aventa al aire el grano para que vuele la paja, se desangra en el silencio de un río buscando los vértices donde mostrarse sincero, se desglosa en un ábaco de pérdidas y ganancias, trae a su mente todo lo vivido y después de mirar hacia atrás se reconoce como el niño que cazaba lagartijas, exploraba el mundo de las arañas, perseguía mariposas o se concentraba en ver la vida de un hormiguero.
Somos tan débiles que nuestro pasado es de verdad el tiempo y crecemos sin derribar esas barreras y amamos lo muerto, el dolor de lo que se nos escapó detrás de una falda, de esa sonrisa de mujer que no supimos retener, de aquella primera vez que fuimos hombres y supimos del placer o retuvimos el miedo ante el peligro, la primera vez que fumamos o bebimos demasiado, la primera pelea, todos los desengaños que nos reservó la vida…¿ Qué ábaco no contempla una hilera de cuentas negras? y sí, toda la luz del mundo habita detrás de esos recuerdos entre sábanas, puestas de sol, amaneceres o partidas de cartas ganadas una tras otra siguiendo una buena racha…tengo la suficiente edad para manifestarme y hablar de ello…pero permitirme que sea positivo y hoy sólo sostenga en mi mano una cuenta de color ámbar…en el que un niño, perfectamente me adivino yo, sostiene una cometa en la mano y mira al cielo de un verano una tarde cualquiera de julio, aunque esa cometa se la llevará ya no sé si el viento o el tiempo.
Somos tan débiles que nuestro pasado es de verdad el tiempo y crecemos sin derribar esas barreras y amamos lo muerto, el dolor de lo que se nos escapó detrás de una falda, de esa sonrisa de mujer que no supimos retener, de aquella primera vez que fuimos hombres y supimos del placer o retuvimos el miedo ante el peligro, la primera vez que fumamos o bebimos demasiado, la primera pelea, todos los desengaños que nos reservó la vida…¿ Qué ábaco no contempla una hilera de cuentas negras? y sí, toda la luz del mundo habita detrás de esos recuerdos entre sábanas, puestas de sol, amaneceres o partidas de cartas ganadas una tras otra siguiendo una buena racha…tengo la suficiente edad para manifestarme y hablar de ello…pero permitirme que sea positivo y hoy sólo sostenga en mi mano una cuenta de color ámbar…en el que un niño, perfectamente me adivino yo, sostiene una cometa en la mano y mira al cielo de un verano una tarde cualquiera de julio, aunque esa cometa se la llevará ya no sé si el viento o el tiempo.
2 comentarios:
El tiempo es nada más algo implacable.
Pasa sin permitir réplica alguna.
Menos mal que nos deja la elección
del tramo de la vida ya pasada
en el que más queremos demorarnos,
ya con los recuerdos si es pasado
o ya con los deseos si es futuro.
Abrazos
La verdadera preocupación es que se acabe.
Besos
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