Desciendo estos peldaños desde la altura de tus ojos.
Cada laja de piedra tiene algo de los años de estas lunas de incienso.
Escucho tu voz,
a veces puede ser la fronda de la noche el único sendero,
un renglón tras otro que marcan las líneas imperfectas de la lejanía.
En esta pérdida llegan los trenes
y salen despacio de una estación
que siempre me trae de París un sueño,
el resto inequívoco de todo lo que busco...
Cada instante perdido de mi vida
se ha quedado a vivir en esa vieja Gare de Austerlitz,
vigilando cada día los puentes que traza el Sena.
Siempre desde esta latitud se orienta el frío y la nostalgia
cuando es invierno en el hemisferio norte.
3 comentarios:
El primer verso del poema es preciosa pero sólo es el comienzo de un todo nostálgico que contiene toda la bohemia y el desamor del Paris añorado. Geniales tus parisinos...
Trenes que claman en la noche.
Túneles a oscuras.
Campos, maizales, pacas de paja.
Al final, quizá nadie nos espera.
Hay lugares así:
orientan el frío y la nostalgia en todos los inviernos.
Oro en paño para conservar.
Abrazos.
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